Debemos tratar a una persona con capacidades diferentes como a cualquier otro, con respeto y seriedad; su inteligencia responde. Ser condescendientes, excesivamente mimosos o adoptar una pose afectada sólo sirve para hacer el ridículo uno mismo y no saber valorar su diferencia y su factible autonomía. Tomar la postura de que es preferible no hablar del tema es contraproducente, atenta contra su dignidad humana por llevar implícito la vergüeza hacia sus capacidades diferentes. Considerarlo tema delicado, obviarlo o intentar negarlo supone, en realidad, discriminación. Por tanto, esa postura de superioridad y conmiseración hacia estas personas no es lo más adecuado, sino mostrarles el mismo respeto que a cualquier otro ser humano. Su vida es diferente, pero tiene su calidad y su sentido y no es ni mejor ni peor que la de cualquiera de nosotros. Además, en ellos no se suele dar un gramo de egoísmo ni de malicia, sino toneladas de amor y dedicación al prójimo. Son especiales porque, aun no resultándoles tan fácil aprender, son maestros en la vida, demostrando tantas veces valías superiores. Son especiales porque de ellos difícilmente brotan palabras de odio o resentimiento. Son especiales porque se muestran desinteresados y alegran con sus ocurrencias y sus logros.
BALCÓN GLOBAL
Juan Carlos YAGO |
|
|
|
|