Cada nueve de noviembre y, como siempre sin tarjeta, un ramito de violetas. Pero este nueve de noviembre no habrá referéndum. Aparte, el voto independentista ha caído con la corrupción y el engaño. La apuesta soberanista, con la desorientación de la izquierda catalana también, está muy debilitada. Ya no se le ve tan pletórico a Artur Mas. El Estado ha garantizado la continuidad de las regiones, ha procurado la libertad de la totalidad de los españoles —pueblo soberano que decide sobre su territorio al completo— y se transfirieron competencias y beneficios a todas las autonomías, repetando la diversidad cultural, incentivando demasiado con equidad política y económica. ¡Qué ganas de seguir ordeñando y sobrevalorando unas autonomías sobre otras! Este es el objetivo, y no la secesión. Se inventan la pugna de querer más a mamá Autonomía que a papá Estado. Su tesis secesionista se basa en el sentimentalismo y está fomentando los celos y el orgullo de la patria chica, colocándose unas anteojeras para no ver la realidad circundante. El nueve de noviembre (¡al tiempo!) no habrá consulta en Cataluña.
BALCÓN GLOBAL
Juan Carlos YAGO |
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