La realidad de España es áspera y lúgubre, pero vamos sabiendo que podemos transformarnos en el mismo presente y por un honroso futuro, que el camino da de sí y que debemos estar unidos; unir regiones, países, borrar fronteras, alimentar la variedad de culturas y tradiciones, enriquecer la existencia de las naciones. Mucha esperanza, porque estoy seguro de que sabremos controlar todo lo que nos separa y divide (credos, políticas, sacramentos, jerarquías, ideologías, denominaciones, religiones...) siendo menos intransigentes y estrechos, centrándonos en lo esencial. Aquí yago, en esos propósitos para enriquecerme de la variedad humana cada día, sin encasillar al prójimo. El nuevo sistema mundial va a ser una síntesis de lo mejor de todas las aportaciones de los pueblos. Una civilización colectiva única, plural y funcional para alcanzar la unidad del mundo y la ecuanimidad, y que nadie sufra por hambre ni enfermedad curable. Aquí yago, aprendiendo a tolerar y aceptar de buen grado el camino de otros seres humanos y sus diferencias. Creo que es lo que ya mueve el mundo —lo que va en este sentido— y lo que lo cambiará, cambiándose uno mismo.
BALCÓN GLOBAL
Juan Carlos YAGO |
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