Las infraestructuras verdes asociadas a la agricultura en Almería, tales como ramblas, balsas de riego, techos verdes, setos vivos, islas de vegetación natural, etc., son esenciales para que la producción agrícola sea de mejor calidad a la vez que nos ayudan a mitigar el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y mejoran la sostenibilidad de nuestro modo de vida actual. De su importancia y de cómo a través de ellas “transformar el medio agrícola en agroecosistemas" se hablará del 13 al 15 de julio en Dalías en el marco del Curso de Verano ‘Infraestructuras verdes para la agricultura', dirigido por Esther Giménez y Manuel Sánchez.
“Este curso va sobre las infraestructuras verdes, poco valoradas, pero realmente importantes porque la calidad y sostenibilidad de la agricultura depende de muchos factores, entre ellos de la biodiversidad. En este curso vamos a trabajar con la biodiversidad que hay alrededor de las zonas agrícolas y vamos a ver cómo se pueden mejorar y fomentarlas", ha explicado Esther Giménez.
Estas infraestructuras verdes son por ejemplo los setos que hay alrededor de los invernaderos, de los caminos que conectan las distintas fincas agrícolas, de las ramblas que conectan distintos espacios de las zonas agrícolas, e incluso de espacios que ahora mismo no son verdes, pero que pueden ser potencialmente verdes como las balsas de riego. “Con ellas queremos trabajar naturalizándolas y también vamos a trabajar en techos verdes en las pequeñas instalaciones que hay en los invernaderos como por ejemplo el lugar en el que guardan los motores, etc. Queremos hacer verdes esos pequeños techos, que sumándolos son muchos, para polinizadores, captación de CO2, etc.".
En la actualidad se está trabajando en los setos verdes, “cada vez hay mayor porcentaje de setos verdes que rodena las fincas. Además, se está investigando sobre especies autóctonas porque es importante tener mayor producción de las mismas para darles este uso. Estamos estudiando cómo cultivarlas, mantenerlas en vivero y cómo plantarlas luego. Porque de nada sirve explicar a un agricultor que su plantación es algo positivo si luego no disponen de estas plantas o no saben dónde comprarlas", ha indicado Manuel Sánchez.
Ya existen algunas iniciativas al respecto. "En el Ayuntamiento de El Ejido se han dado cuenta de que esto es importante y obligan a los agricultores a que un porcentaje de sus fincas tengan setos que son los que sirven de hogar para los insectos que se usan en el control biológico. De hecho, muchas veces esas plantas silvestres son las que albergan esa fauna auxiliar y no hace falta producirla, solo fomentar la siembra de plantas autóctonas que van a mejorar la calidad de todo: de los polinizadores, de los depredadores de plagas (hay depredadores que no son insectos, son aves, reptiles, ranas, etc.). Esto contribuye, además, a eliminar contaminantes químicos y físicos, como plásticos o residuos que se acumulan y van a las ramblas y de ahí directamente al mar, a los peces y a nuestros estómagos", ha señalado Esther Giménez.
En cuanto a las actuaciones en las balsas de riego, “la gente cada vez se plantea más su naturalización porque para mantener el agua limpia tienen que clorarla, etc. sin embargo, si tienen una balsa con las plantas adecuadas obtienen agua limpia sin tener que hacer nada. Además, visualmente se crea un paisaje que es bueno para todos y más saludable".
Para la directora del curso, en la actualidad "tenemos una agricultura muy especializada en la producción, pero no está integrada en el entorno, algo que produciría un beneficio económico, ambiental, social...Y para lo que hay que seguir trabajando a través de la divulgación, formación e información".
Para abordar estos temas, el cuso cuenta con ponentes de prestigio internacional, nacional y local como José Esquinas, representante de Naciones Unidas en la FAO durante 30 años ocupándose fundamentalmente de temas tales como recursos genéticos, biodiversidad agrícola, cooperación internacional y ética para la agricultura y la alimentación. También estará presente Albert Cervera, actualmente es el fundador y CEO de Simbiotia y está especializado en la creación de proyectos innovadores de impacto social. Utilizando la relación con la naturaleza como una base de todos sus proyectos o Esther Molina, agricultora, especialista en producción ecológica, basando su éxito en el control biológico por conservación, de una gran biodiversidad de insectos auxiliares en setos verdes, alrededor de sus cultivos hortícolas bajo plástico.