El consejero de Educación, Cultura y Deporte del Gobierno de Aragón, Felipe Faci, acompañado por la directora general de Patrimonio Cultural del Gobierno de Aragón, Marisancho Menjón, y la alcaldesa de Mirambel, Carmen Soler, se ha desplazado esta mañana a la localidad turolense para, junto a técnicos del Instituto del Patrimonio Cultural de España (IPCE), visitar las obras de consolidación y restauración del lienzo sureste de la muralla que ha llevado a cabo el Ministerio de Cultura.
El Gobierno de España ha invertido 200.000 euros en la consolidación de varios tramos de la muralla que se habían desprendido como consecuencia de las lluvias torrenciales que asolaron la comarca del Maestrazgo en la primavera de 2015. Las obras ejecutadas vuelven a permitir el paso de vecinos y visitantes.
Las lluvias provocaron desprendimientos en la muralla que no solo obstaculizaron el paso de ronda, sino también la acumulación de piedra en propiedades cercanas. Esto hizo que se pusiera en marcha un proceso de intervención que incluía la restauración y consolidación de los lienzos de la Muralla de la Vega de Mirambel, la recuperación del pasillo interior de la muralla y la mejora de la evacuación de las aguas, con el fin de garantizar la estabilidad de la parte más delicada que se encuentra en el sector sureste, cercana al río y a la zona de huertos.
El proceso se ha llevado a cabo en varias fases que comenzaron con una adecuación del terreno, liberándolo de los escombros y la vegetación invasiva que dificultaba el paso. Posteriormente, se elaboró un estudio de patología, gracias al cual se pudo conocer el estado de los elementos que componen la muralla y los procesos destructivos que han sufrido. De igual modo, fue necesario analizar la red de saneamiento que circula bajo este paso, la cimentación y el estado de morteros y juntas, ya que el aporte de agua podía comprometer de nuevo su estabilidad.
Todas estas acciones han hecho posible la supresión de humedades, la mejora en la evacuación de las aguas y su drenaje, el realce de estructuras, y el cosido de grietas y la recuperación del lienzo en aquellos tramos de la muralla en los que se habían producido colapsos. La intervención ha contemplado también actuaciones complementarias en el castillo que forma parte del recinto fortificado, dando como resultado la consolidación de los muros y sus coronaciones, la restauración de la escalera y la instalación de rejería en la puerta principal y ventanas para asegurar su protección.
Restauración de la muralla de Mirambel
La intervención se ha completado con la puesta en valor de los trabajos realizados, instalando un cartel informativo tanto en la muralla como en el castillo, en el que se da a conocer la historia de estos bienes patrimoniales y su relación con el municipio.
Actuaciones del Gobierno de Aragón
El Gobierno de Aragón ha invertido 106.000 euros para restaurar las pinturas murales de la celda de castigo y el pasillo del convento de las Agustinas.
En el año 2020 se llevaron a cabo una serie de estudios y análisis para, posteriormente, aplicar todos los tratamientos de conservación y restauración requeridos tanto por las propias pinturas murales (preconsolidación, eliminación de morteros recientes, limpieza, consolidación del estrato pictórico y los morteros originales, relleno de oquedades y lagunas, sellado de grietas, reintegración cromática y protección final) como por los elementos de yeso (bovedillas, paramentos y pavimentos) y los elementos de madera (vigas, armarios y puertas con diversos herrajes) que conforman ambos espacios.
Todas estas actuaciones conllevaron una importante labor de documentación, así como diversos estudios de materiales, cuyos resultados se plasmaron en una memoria final que incluía un plan de mantenimiento y conservación preventiva de esta zona del convento, que ahora es visitable y que permite mostrar el gran interés que ofrece este conjunto de grisallas renacentistas inspiradas en grabados de la época.
El convento de las Madres Agustinas y la muralla
El antiguo convento de las Madres Agustinas en Mirambel (Teruel) es un edificio construido en el siglo XVI adosado a la muralla que rodea esta localidad del Maestrazgo, declarada Conjunto de Interés Cultural, en la figura de Conjunto Histórico, en 1980. Además, por formar parte de dicho recinto amurallado, en concreto del denominado Portal de las Monjas, este edificio goza también de la condición de Bien de Interés Cultural, en la categoría de Monumento.
Su fundación se remonta a 1564, cuando varias monjas de la Orden de San Agustín procedentes de un convento valenciano tomaron posesión de la ermita de Santa Catalina de Mirambel, que se convirtió en iglesia de la comunidad, y del hospital anejo, que transformaron en las diversas dependencias conventuales.
Sin embargo, a pesar de ser un cenobio con numerosas vocaciones y cierta posición económica en el entorno hasta el siglo XVIII, fue abandonado por su mermada comunidad religiosa en 1980, que se trasladó a Benicassim y cedió el uso del inmueble al Ayuntamiento de Mirambel, entidad local que gracias a colaboración de otras administraciones públicas ha conseguido rehabilitar la mayor parte del mismo y destinar su planta baja a Oficina Municipal de Turismo, Centro de Interpretación del Patrimonio Arquitectónico del Maestrazgo y sala de exposiciones temporales.
En 2015, durante las obras de rehabilitación del edificio, promovidas por el Ayuntamiento y financiadas por el FITE, se descubrieron pinturas murales hasta entonces desconocidas en varias estancias del antiguo convento. Estas pinturas aparecieron en la zona de las celdas de las religiosas, que están situadas en el segundo piso del inmueble, justo encima de la iglesia conventual.
Este ámbito está formado por un amplio pasillo cubierto por un entrevigado con bovedillas de revoltón y flanqueado por celdas a ambos lados, todas ellas con ventanas al exterior, bien a la calle Agustín Pastor o bien a un jardín privado. Las doce celdas son de planta cuadrada o rectangular y dimensiones variables, aumentando su tamaño conforme avanza el pasillo, de manera que las dos últimas presentan incluso dos ámbitos diferenciados y además la del lado sur comunica con el famoso "Mirador de las Monjas", una galería cerrada con unas singulares celosías de yeso sobre una de las puertas de la muralla de la villa.
Aunque ya se intuían algunos restos de pintura mural en dicha celda principal, conocida como "celda de la madre superiora", las catas realizadas en 2015 descubrieron nuevas policromías de diversas épocas (principalmente grisallas de finales del siglo XVI, pero también pinturas en varias tonalidades de los siglos XVII y XVIII) tanto en esta celda como en la denominada celda de castigo, situada enfrente de la anterior y junto a otro torreón de la muralla, y en el propio pasillo.
Debido a su relevancia dentro del conjunto, la Dirección General de Cultura y Patrimonio del Gobierno de Aragón promovió la restauración de la totalidad de la celda de la madre superiora en 2017, actuación cuyo importe ascendió a 18.000 euros, y que fue ejecutada por la Fundación Santa María de Albarracín.
Una vez finalizados estos trabajos, en 2018 se encargaron los correspondientes proyectos de restauración de la celda de castigo y el pasillo, que son los trabajos que se realizaron el pasado año, con una inversión de 106.000 euros.
Por lo que respecta a la muralla, fueron los templarios quienes construyeron entre las montañas de la comarca turolense del Maestrazgo este pequeño recinto amurallado. En su interior, construyeron un castillo a mediados del siglo XIII y poco después fortificaron el lugar con una muralla de casi un kilómetro que es la que hoy rodea la villa y que en 2016 fue declarada Bien de Interés cultural.
Aunque a lo largo del tiempo muchos de sus muros de mampostería y sillería han sido reutilizados como fachadas de viviendas anexas, esta muralla aún hoy se conserva, al igual que las torres de refuerzo que se alzaron en ella y sus cinco entradas que dan la bienvenida a la villa a modo de portales, entre las que destacan el Portal de San Roque con su hornacina dedicada al santo, el de Valero con su antigua cruz templaria o el Portal de las Monjas, adosado al convento de las Agustinas, uno de los más emblemáticos y característicos de la población, que muestra entre galerías con celosías de barro y yeso y sobre su arco una capilla abierta con balcón dedicada a Santo Tomás.