Los árboles crecerán a mayor altitud en las cordilleras debido al calentamiento global, según se desprende del estudio desarrollado entre la Universidad de Zaragoza y la Universidad de Lleida, y que publica la revista Communications Earth & Environment del grupo Nature. El trabajo de investigación realizado sobre cuatro cordilleras, los Pirineos, los Alpes, los Cárpatos y el Cáucaso, revela que el aumento de las temperaturas hará subir de cota el umbral de altitud donde crecen los árboles previsiblemente entre los años 2080 y 2100.
Esta investigación influirá en la gestión forestal, ya que el riesgo de incendio puede ser mayor al aumentar la biomasa, tal como apunta en el coautor Marcos Rodrigues, investigador en el grupo GEOFOREST del Instituto Universitario de Investigación en Ciencias Ambientales (IUCA) de la Universidad de Zaragoza.
"En estos momentos, en los Pirineos, a partir de los 1.500 metros de altitud los árboles empiezan a ser menos altos, hasta que llega un punto en el cual ya no se encuentran", explica Marcos Rodrigues. "Nuestro estudio revela que el patrón tradicional de árboles cada vez menos altos en elevadas altitudes está cambiando e incluso abre la posibilidad de encontrar masa forestal a mayor altitud, teniendo en cuenta que este patrón sería constante en las principales cordilleras del continente europeo".
El equipo, liderado por el Dr. Pere Joan Gelabert Vadillo (UdL), ha utilizado los datos del Global Ecosystem Dynamics Investigation (GEDI) -una misión de la NASA para medir la altura del arbolado a nivel global-, para analizar la relación entre la altura máxima que alcanza el arbolado y la altitud, factor que condiciona las condiciones climáticas en zonas de montaña.
Este punto de inflexión relacionado con la altura del arbolado se ubica entorno a los 1450 metros en Pirineos, Alpes y Cárpatos, y en 1700 en el Cáucaso. En tres de las cuatro cordilleras analizadas (Alpes, Cárpatos y Montes del Cáucaso), la disminución de la altura máxima de los árboles por encima de estos umbrales se debe principalmente a limitaciones térmicas. En los Pirineos, en cambio, parece estar más influenciada por las precipitaciones dado que el clima mediterráneo está caracterizado por una marcada sequía estival. "Sin embargo, la altitud es un buen indicador de la relación entre el clima y el desarrollo de la altura de los árboles y se puede utilizar globalmente", resume el Dr. Gelabert en las conclusiones del trabajo.
La distribución futura de la limitación del crecimiento se ha evaluado en dos escenarios de cambio climático posibles, uno más conservador y otro más pesimista. En ambos casos, los resultados hacen prever variaciones en los límites del crecimiento arbóreo, es decir, la altitud máxima a la que crecen los árboles. Los resultados de la investigación predicen un desplazamiento hacia cotas superiores aumentará potencialmente el área sin limitaciones de crecimiento del arbolado. Concretamente, las previsiones más conservadoras sitúan el incremento entre un 60% y un 65% y las más pesimistas entre un 70% y un 100% a final de siglo (2080-2100).
La única zona fuera de la tendencia general serían los Cárpatos, donde el umbral estimado ya está bastante cerca de la línea de los árboles actual. "Son datos a tener en cuenta en la gestión forestal, puesto que al aumentar la biomasa se incrementa también la disponibilidad de combustible y, por tanto, el riesgo de incendio, además de la posible migración de nuevas especies hacia cotas más altas en el largo plazo", señalan los autores.