Agentes de la Policía Nacional detuvieron el pasado 29 de octubre a una mujer de 31 años de edad como presunta responsable de un delito de hurto y otro de agresión sexual.
El pasado 9 de agosto, alrededor de las 22:00 horas, un hombre de avanzada edad fue víctima de un hurto en la calle Reino de Zaragoza, cuando se disponía a entrar en su vehículo. En ese momento una mujer se acercó a la víctima y le pidió que la trasladara en su coche a la Estación Intermodal. Al negarse, la mujer aprovechó el momento de cercanía para rodearle el cuello en un aparentemente gesto de confianza, quedando en un estado de total vulnerabilidad.
Además, esta mujer aprovechó la situación para realizarle tocamientos sexuales no consentidos, con el claro objetivo de distraer al hombre y sustraerle sus pertenencias con mayor facilidad, varias joyas de oro y dinero en efectivo, superando el valor de 4000 euros.
Esta amiga de lo ajeno no era la primera vez que actuaba en Zaragoza, apenas unas horas antes del incidente había sido puesta en libertad tras pasar por el Juzgado de Instrucción en funciones de guardia por ser la presunta autora de otros hurtos a personas mayores.
La investigación fue llevada a cabo por el Grupo de Delincuencia Itinerante de esta Jefatura, que, tras conocer los hechos y hablar con la víctima, logró identificar a la sospechosa. No obstante, en ese momento la mujer ya había abandonado la ciudad.
Debido a su perfil reincidente y su pertenencia a una banda itinerante que opera a nivel nacional, los agentes establecieron una orden de búsqueda y detención, siendo localizada por agentes del Grupo de Atención al Ciudadano de Ciudad Real, en la calle Carlos Vázquez, donde fue detenida y puesta a disposición judicial.
La operación sigue abierta y los investigadores no descartan que el número de casos aumente, dada la movilidad de la sospechosa y la "cifra negra" que suele rodear este tipo de delitos, pues muchas víctimas mayores no presentan denuncias por miedo o vergüenza.
La imputación de un delito contra la libertad sexual en este tipo de hurtos mediante el método cariñoso, que busca resguardar la esfera íntima de personas mayores, representa una estrategia pionera en la protección de este colectivo tan vulnerable.
Este tipo de delincuencia no sólo afecta al patrimonio de las víctimas sino también a su tranquilidad, generando una situación de ansiedad y preocupación que puede tener consecuencias emocionales importantes.