Catarroja se recupera de la Dana, que el pasado 29 de octubre devastó la Huerta Sur de Valencia, y vuelve a la actividad de forma decidida y firme. Eso sí, queda mucho por hacer, aunque, por fortuna, cada vez menos. Cada día que pasa es un día menos para que esta localidad de poco más de 30.000 habitantes regrese a lo que fue antes de que el barranco del Poyo se desbordara.
El hoy de Catarroja es de nuevos establecimientos abiertos. Las terrazas ya reciben clientes, se recuperan comercios, las tiendas dejan de tener mostradores en las aceras, los colegios recuperan el pulso con la presencia del alumnado, la vida comercial se abre paso y las administraciones de lotería son objeto de deseo –bueno, sus décimos-, calles y plazas cada vez lucen más limpias.
Un mes después, Catarroja satura la riada que arruinó haciendas e ilusiones. Aragón sigue allí, con su Puesto de Mando Avanzado al lado del cementerio y en paralelo a la CV-400 y a un tremendo cementerio de coches que siguen apilados. El contingente aragonés se ajusta a cada realidad en Catarroja. Ha llegado a tener hasta 300 efectivos en un mismo día en la localidad valenciana. Efectivos del Infoar, 112, 061, bomberos, policías locales han trabajado codo con codo desde que se desplegó un sábado 2 de noviembre.
El pulso en Catarroja se mantiene, pero ahora ya no toca quitar coches, barro, lodo, enseres de todo tipo ni seguir suministrando material y alimentos. Y se sigue pie al cañón. El jueves por la mañana se activó el operativo del 061 para acudir a una emergencia; en las calles se mantiene el pulso con la limpieza de calles, cada vez más saneadas. Ya hay algunas que son testigo mudo del lodazal que se depositó sobre los adoquines. Ahora es más un trabajo de baldeo.
Aún así, casi un centenar de efectivos se mantienen en Catarroja entre trabajadores del Infoar, policías locales, voluntarios de protección civil, agentes forestales, tractoristas y técnicos de coordinación.