Los bosques en invierno ofrecen una oportunidad inigualable de disfrutar un espectáculo único, una estampa impactante donde el tiempo parece haberse detenido y podemos recuperar la paz perdida por las presiones que nos impone el trabajo cotidiano. Entre las innumerables opciones disponibles, hay cuatro que destacan claramente del resto:
Los bosques de Ordesa se encuentran en el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido y convocan a más de medio millón de turistas de todo el mundo cada año. Este impactante espacio natural es uno de los destinos más elegidos por los amantes del senderismo porque cada ruta ofrece un paisaje diferente que permite conocer y disfrutar la fauna local (simpáticas marmotas, imponentes águilas…) que se oculta entre los centenarios pinos y abetos; los expertos recomiendan entrar al valle de Ordesa desde Torla, donde se encuentra un impactante bosque de hayas que ofrece un espectáculo imponente gracias a sus combinaciones únicas de colores ocres, rojos, marrones y amarillos que parecen sacados directamente de un cuadro de Vincent van Gogh.
El bosque de Labati se encuentra en el municipio de Aragüés del Puerto, dentro del Parque Natural de los Valles Occidentales, con senderos que serpentean entre hayas, abetos, álamos, pinos y robles, ofreciendo la posibilidad de disfrutar uno de los entornos más impresionantes de todo Aragón, especialmente en las primeras horas de la mañana, cuando la bruma todavía cubre los prados y los vuelve perfectos para tomar una fotografía y, al regreso a casa, sorprender a familiares, amigos y compañeros de trabajo. En invierno, los caminos se cubren de nieve y los árboles parecen inmensos centinelas vestidos de blancos que dan la bienvenida a cada visitante. Labati ofrece senderos tranquilos para principiantes que buscan relajarse y también excursiones mucho más exigentes para los amantes del trekking.
Valle de Aísa, nacimiento del río Estarrún
El bosque de Gamueta, situado en el valle de Ansó, alberga el mayor conjunto de árboles monumentales de todo Aragón, incluyendo hayas, abetos, pinos y tejos que superan los 300 años de edad. Los expertos lo consideran el mejor bosque del Pirineo. Ofrece un itinerario ecológico bien señalizado, con paneles interpretativos para que el visitante conozca toda la riqueza natural de esta masa arbórea única en el mundo, donde viven especies en peligros de extinción como el pico dorsiblanco, el oso pardo y el tritón pirenaicos. Además, está considerado Zona Especial de Protección de Aves por la Unión Europea.
La selva de Oza se encuentra en el parque natural de los Valles Occidentales, en el Valle de Hecho, un destino ideal para disfrutar del invierno, cuando los árboles adquieren una tonalidad impactante. Las lluvias aquí realmente son muy generosas, lo que potencia el crecimiento de los bosques formados por imponentes abetos, bellísimos pinos, centenarios arces y atractivos abedules, donde vive una riquísima fauna compuesta por osos, hurones, jabalíes, martas, zorros, tejones, ardillas, nutrias, águilas y quebrantahuesos. Oza ofrece una gran cantidad de senderos para conocer estos paisajes, incluyendo la ruta al ibón de Acherito, que permite visitar un increíble lago de montaña de origen glaciar situado a más de 1800 metros de altura; la ruta al castillo de Acher, que comienza en un bosque de pinos y nos lleva a más de 2000 metros de altitud; y la ruta al valle de Aguas Muertas, perfecta para realizar con niños pequeños. La visita obligada es "La Corona de los muertos", un yacimiento arqueológico formado por un misterioso círculo de piedras que, según los expertos, representan un monumento funerario creado en el siglo 3.000 A.C.