Castellar de la Frontera se encuentra en Cádiz, en mitad del Parque Natural de los Alcornocales, rodeado por una fortaleza de origen árabe del siglo XIII construida durante la ocupación musulmana para controlar el paso estratégico del estrecho de Gibraltar.
El pueblo tiene dos núcleos urbanos: por un lado, el Castillo de Castellar, más conocido como Castellar Viejo, en el interior de las murallas, declarado monumento histórico-artístico en 1963, que mantiene viva toda la magia de su esencia medieval; y, por otro, el Castellar Nuevo, que se creó en la década del 1970, donde actualmente vive gran parte de la población.
En el Castellar Viejo se encuentran maravillas arquitectónicas como el Alcázar de los Condes de Castellar; la iglesia del Divino Salvador, con el pasadizo de Algorfa; y la Torre de la Almoraima.
Según la prestigiosa e influyente revista especializada "Viajar", "pasear por las calles de Castellar Viejo es como hacer un viaje en el tiempo. Cada rincón del pueblo evoca épocas pasadas y convierten la visita en una auténtica experiencia. Es fácil sentirse dentro de una serie de época, rodeados de historia y leyenda". La frase le hace justicia al antiguo núcleo urbano, que cuenta con estrechas calles de piedras y pequeñas casas encaladas que nos transportan cientos de años atrás permitiéndonos imaginar que estamos rodeados de guerreros árabes o soldados españoles; además, desde lo alto de sus murallas, se obtienen increíbles vistas del Parque Natural de los Alcornocales, El Peñón de Gibraltar y la costa africana.

Vista de Castellar viejo
Un sitio imperdible para visitar es "el balcón de los enamorados" donde, según el mito popular, un joven conoció a la hija de un emir y se enamoraron perdidamente, pero el padre de la adolescente prohibió la relación por la inmensa diferencia social que implicaba. Desesperada ante lo ocurrido, la mujer decidió suicidarse arrojándose desde el balcón donde había conocido a su gran amor.
El Castellar Nuevo, por su parte, creció alrededor de la iglesia del Divino Salvador, donde se guarda la talla del Santísimo Cristo de la Almoraima, un crucifijo de pasta de madera del siglo XVI.
Además de sus dos zonas (la nueva y la vieja), la localidad cuenta con La Almoraima, una finca donde se encuentra una torre almenara construida por los musulmanes, y el antiguo convento de San Miguel. En el 2014, la actriz mexicana Salma Hayek sobrevoló el lugar en helicóptero junto a su marido, el multimillonario empresario François-Henri Pinault, y otros inversores interesados en comprar la propiedad. Sin embargo, la operación terminó cancelándose.
Actualmente, la finca de la Almoraima tiene más de 14.000 hectáreas, pertenece al Estado y está dedicada a proyectos relacionados con el ámbito agrícola, ganadero y forestal, todo gestionado por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.
Más allá de sus fronteras, el pueblo permite disfrutar de un paisaje realmente inolvidable gracias al Parque Natural de Los Alcornocales que ofrece hermosas rutas para los senderistas entre sus milenarios bosques de alcornoques y quejigos, llenos de ciervos, jabalíes y una gran variedad de aves; si el tiempo lo permite, también es un sitio ideal para practicar deportes al aire libre, como la escalada o el kayak en el pantano de Guadarranque.
Después de una jornada recorriendo el pueblo y sus alrededores, nada mejor que gozar la gastronomía característica de la región en uno de los restaurantes locales, donde es posible probar clásicos como venado o perdiz adobados con hierbas aromáticas y vino; en lo referente a postres, las mejores opciones son las rosquillas de azúcar, los buñuelos y los pestiños.