Agentes Medioambientales de la Junta de Castilla y León destinados en la comarca de Almazán realizaron recientemente una intervención en materia de caza que concluyó con el decomiso de un rifle de cerrojo de 7mm, un visor térmico y un bípode de apoyo, así como el trofeo de un corzo macho.
Los hechos sucedieron en un coto del sur de la provincia, en el que los agentes medioambientales, en uso de las atribuciones que les confiere la ley, realizaban labores de vigilancia de caza y especies protegidas, comprobando el estacionamiento de un vehículo todo terreno en una finca ya cosechada. A unos 500 o 600 metros del vehículo se observó la presencia de una persona andando que portaba un arma larga. En un momento determinado esta persona paró en un punto en el que se encontraba un corzo muerto, procediendo a retirarle la cabeza y echar el resto del cuerpo en un pequeño barranco cercano. Acto seguido recogió la cabeza del mismo y, sin proceder a su precintado, la ocultó en las inmediaciones de una encina próxima.
En el momento en el que esta persona llegó a su vehículo estacionado fue interceptado por los agentes, quienes le preguntaron si había cazado algo, indicando este que no, que solo había visto ciervos y que el visor térmico no había sido utilizado en acción de caza.
Asimismo, se comprobó que portaba la documentación necesaria para cazar, la autorización del titular del acotado y dos precintos de corzo asignados a ese coto (macho y hembra).
La negativa a mostrar las piezas abatidas a los agentes de la autoridad, el uso y la tenencia de un visor térmico en acción de caza junto con un arma dispuesta para su uso y el no precintado de las piezas de caza son hechos constitutivos de infracción grave en materia de caza, con multas que oscilan entre los 2.000 y los 10.000 euros.
Asimismo, la valoración de las piezas de caza establecida en la Ley 4/2021 de Caza y Gestión Sostenible de los Recursos Cinegéticos de Castilla y León es de 5.000 euros para un corzo macho y 2.000 euros para una hembra.