El Museo del Comercio de Salamanca regala a los visitantes que se acerquen hasta sus salas, desde el miércoles 14 de febrero, el dibujo recortable de una Cuaresmera, representación simbólica que se colgaba en los comercios y en los hogares para contabilizar el paso de las siete semanas del periodo cuaresmal.
El dibujo de este año se debe al artista salmantino Juan Cáneba, quien ha interpretado el personaje a la manera más tradicional, pero imprimiéndole un fuerte carácter.
La Cuaresmera se solía colgar en una ventana de la casa el Miércoles de Ceniza y cada domingo de Cuaresma se le arrancaba una pierna. El Domingo de Pascua de Resurrección se serraba o quemaba con la última pierna que le quedaba y se celebraba ese día de júbilo con una suculenta comida en la que de nuevo hacía su presencia la carne en forma de cordero, embutidos u hornazo.
La Cuaresmera se exhibía además en los escaparates de los comercios y ultramarinos para anunciar la venta de bacalao en salazón, protagonista en el tiempo de vigilia cuaresmal, por ser el único que llegaba a Castilla -conservado en salazón- y que mostraba gran variedad en su preparación.