Agentes de la Policía Nacional de Burgos detuvieron el pasado jueves 25 de abril a un hombre quien presuntamente había agredido al médico que atendió a su hijo unas horas antes. Así sobre las 20:30 horas de dicho día, el padre de un niño menor de edad acudía a las urgencias y, sin mediar palabra, accedía al box de pediatría para acto seguido comenzar a golpear violentamente en el rostro al doctor que unas horas antes ya había atendido a su hijo. Varios profesionales sanitarios testigos de los hechos, así como un Guardia Civil que se encontraba fuera de servicio dieron inmediato aviso a la Policía Nacional y lograron calmar al agresor, que con su acción violenta causó al facultativo una fractura nasal de la que ha tenido que ser intervenido quirúrgicamente, así como múltiples contusiones en la cara.
La dotación policial uniformada que acudió de inmediato al centro- Grupo de Atención al Ciudadano-Radiopatrullas-, encontró al facultativo sangrando de la nariz y con visibles moratones y contusiones en la cara, así como abundantes manchas de sangre en el suelo y la mesa despacho de la consulta, por lo que tras escuchar al doctor y al resto de testigos procedió a la inmediata detención de este hombre, que ya ha pasado a disposición judicial investigado por sendos delitos de lesiones y atentado.
El detenido había acudido previamente junto a su mujer y su hijo al mismo servicio de pediatría esa tarde, para que atendieran al menor de un problema de salud. De hecho, él mismo requirió la presencia de una dotación policial puesto que no estaba de acuerdo con la atención recibida por el facultativo que a la postre fue agredido, y pretendía denunciarle.
Otras dos agresiones en 2024
Relativo a hechos similares el pasado 19 de abril tuvo lugar un episodio de intimidación a sanitarios denunciado en la Comisaría de la Avenida Castilla y León. En este caso ocurrió en las consultas pediátricas de día de un centro de salud. Unos progenitores que acudieron tarde con su hijo a la cita programada, irrumpieron a las bravas en la consulta de la pediatra exigiendo atención inmediata y negándose a abandonar la misma pese a las indicaciones de la profesional de que atendería a su hijo en cuanto tuviera un hueco libre. Al lugar acudió una patrulla de Policía para expulsar a estas personas de la sala y poder continuar con su labor profesional.
Del mismo modo, el pasado mes de enero en un centro sanitario de Miranda de Ebro, se profirieron unas amenazas presuntamente cometidas por el padre de un bebé ingresado en el mismo. Este progenitor, que estaba en desacuerdo con que a su hijo le dieran el alta médica, amenazó de muerte tanto a los pediatras responsables de la atención del menor como a la enfermera que se encontraba en el lugar. A los primeros les dirigió frases como: "Os creéis intocables, a las 3 acaba vuestro turno, si le pasa algo al niño os rajo el cuello, os mato", mientras que, a la segunda, de origen latino, le espetó expresiones de contenido racista: "Eres una puta mona, sabes como hacen los monos: uh uh uh, vete a la jungla a comer plátanos y matar monos". Dichos sanitarios procedieron a denunciar estos hechos en la Comisaría Local de Miranda, que elevó el correspondiente atestado policial a la Autoridad Judicial.
La Policía Nacional recuerda que, tras la reforma del Código Penal del año 2015, la legislación contempla como delito de atentado cualquier agresión física o intimidación grave cometida contra el personal sanitario o docente, persiguiendo por lo tanto cualquier conducta violenta contra estos profesionales "cuando se hallen en el ejercicio de las funciones propias de sus cargos o con ocasión de ellas". Para este tipo de actos la ley contempla penas de prisión de entre 6 meses y 3 años, que pueden agravarse en supuestos en que se haga uso de armas u objetos peligrosos o también cuando "el acto de violencia ejecutado resulte potencialmente peligroso para la vida de las personas o pueda causar lesiones graves".