'Jarro con escenas de Turégano y Sepúlveda', una de las piezas expuestas en la colección permanente del Museo Zuloaga e inspirada en el paisaje urbano de las villas de Turégano y Sepúlveda, constituye la selección de diciembre del centro cultural para su actividad mensual de la 'pieza del mes'.
Se trata de una pieza de tamaño medio, con una altura de 24,8 centímetros y un diámetro de boca de 11,2 centímetros. Está fabricada con arcilla roja, tiene cuerpo ovoide y porta dos asas verticales. La decoración de toda su superficie se realizó con esmaltes sobre cubierta y lustre y muestra motivos castellanos, concretamente, escenas basadas en fotografías que tomó la familia Zuloaga en sus viajes por la provincia segoviana. Probablemente, el jarro se confeccionó durante la tercera o cuarta época en el taller de San Juan de los Caballeros, probablemente a partir del año 1921, ya fallecido Daniel Zuloaga. En estas producciones con motivos castellanos, los Zuloaga reflejan a las gentes en sus labores diarias, desprovistas de romanticismo y con un realismo abrumador que triunfó a ambos lados del Atlántico.
Turégano y Sepúlveda
La composición de la imagen plasmada en la parte frontal del jarro está tomada de las fotografías realizadas en alguna de las visitas que la familia Zuloaga realizó a Turégano entre los años 1904 y 1914. Esto no implica que el jarro fuera realizado en estas fechas; es más, Abraham Rubio Celada atribuye su creación a partir de 1921 en el catálogo Visitando la Plaza. Turégano y Daniel Zuloaga.
El castillo de Turégano, con su iglesia fortificada de san Miguel, fue el escenario de diversas obras, no solo para dar perspectiva a las escenas, sino para complementarlas y convertirse en el verdadero protagonista de muchas de ellas.
En la parte trasera del jarro, aparece la vistosa iglesia del Salvador de Sepúlveda, referente del románico segoviano, Bien de Interés Cultural y considerada como el edificio románico más antiguo de la provincia de Segovia (1093). En la perspectiva utilizada para decorar este jarro se eliminan las edificaciones situadas alrededor de la iglesia.
Ambas escenas se adaptan a la forma de la pieza y quedan enmarcadas por un arco en su parte superior, que estiliza el cuello del jarro, decorado con una serie de bandas doradas sobre el típico azul cobalto usado tan frecuentemente por los Zuloaga.