El Sabinar de Calatañazor es una reserva natural de 30 hectáreas, 22 de las cuales están cubiertas por un bellísimo bosque de sabinas que, cada invierno, ofrecen una atmosfera muy especial, especialmente cuando la niebla cubre todo el paisaje, convirtiéndolo en el lugar ideal para quienes buscan escapar del estrés cotidiano.
Algunos ejemplares de sabinas superan los catorce metros de altura, con más de cinco de perímetro y una antigüedad de dos mil años. Estos árboles eran muy apreciados por los habitantes de la región porque su madera es dura, resistente y, al quemarse, genera un aroma similar al del incienso.
La fauna característica del lugar está formada por búhos, águilas reales, liebres, zorros y ciervos. El paisaje, dominado por bellísimas colinas y el encantador río Milanos, es perfecto para quienes disfrutan de caminatas o excursiones en bicicleta.
En las inmediaciones del sabinar se encuentra Calatañazor, un encantador pueblo medieval que destaca por sus calles empedradas y sus casas de piedra, madera y adobe, con chimeneas cónicas.
Sabinar de Calatañazor
Aquí, según la leyenda popular, en el año 1002, Almanzor, uno de los caudillos musulmanes más importantes de la historia, fue derrotado por las tropas encabezadas por el conde Sancho García. Gerardo Diego le dedicó un memorable poema a esta historia: "Azor, Calatañazor, / juguete. / Tu puerta, ojiva menor, / es tan estrecha, / que no entra un moro, jinete, / y a pie no cabe una flecha. / Descabalga, Almanzor. / Huye presto. / Por la barranca brava, / ay, y cómo rodaba, / juguete, / el atambor".
Calatañazor se encuentra sobre una colina muy cercana al Valle de la Sangre, un paisaje que debe su nombre a las brutales batallas entre musulmanes y cristianos que tuvieron lugar allí. Desde este paraje se obtiene una vista privilegiada del Sabinar.
El pueblo, además, cuenta con una gran cantidad de construcciones históricas que merecen la pena visitarse, comenzando por la Ermita de la Soledad, un templo románico del siglo XII; frente a ella se encuentran las ruinas de la antigua Ermita de San Juan Bautista.
La Calle Real lleva a la Iglesia de Santa María del Castillo, un edificio del siglo XII que alberga, en su interior, importantes reliquias, como una imagen de la Virgen de Fuentemayuel del siglo XIII, retablos y una pila bautismal del siglo XI.
El Museo parroquial, ubicado en la sacristía, guarda tablas del siglo XVI, lienzos, códices y documentos de la historia de la villa.
En la Plaza Mayor puede verse el rollo o picota medieval, una columna de piedra del siglo XV donde eran brutalmente castigados los delincuentes.
La gran joya del pueblo es su castillo, una construcción del siglo XII de la que se conserva parte de su torre del homenaje y sus murallas, desde dónde pueden disfrutarse unas vistas realmente impresionantes del valle del río Abión.
Este pueblo medieval fue declarado Conjunto Histórico Artístico en 1962 y Orson Welles lo eligió para filmar "Campanadas a medianoche", una de sus últimas películas, sobre el complejo vínculo entre sir John Falstaff y el príncipe Hal, dos icónicos personajes de William Shakespeare.