El sector textil y el de la construcción producen una parte muy importante de las emisiones de CO₂ y de los residuos que genera la actividad industrial. El textil produce 90 millones de toneladas de residuos textiles que terminan incinerados, y el sector de la construcción, un tercio de las emisiones de efecto invernadero en todo el mundo, el 7% de las cuales corresponden a la producción de cemento.
En este contexto, un equipo del grupo de Investigación en Tecnología Textil (TECTEX) de la Universitat Politècnica de Catalunya – BarcelonaTech (UPC) ha desarrollado un nuevo material para la construcción que revalorizará toneladas de residuos textiles y ahorrará energía y la emisión de CO₂ en la atmósfera. El equipo está formado por las investigadoras Mónica Ardanuy, Heura Ventura y Helena Oliver, profesoras de la Escuela Superior de Ingenierías Industriales, Aeroespacial y Audiovisual de Terrassa (ESEIAAT) y el investigador Josep Claramunt, profesor de la ESEIAAT y de la Escuela de Ingeniería Agroalimentaria y de Biosistemas de Barcelona (EEABB).
Se ha demostrado que este nuevo material, ejemplo de economía circular transversal, es perfectamente viable tanto para su fabricación como para su efectiva utilización en obras.
De hecho, después de años de trabajo en el Instituto de Investigación Textil y de Cooperación Industrial de Terrassa (INTEXTER), se ha conseguido fabricar paneles de fachadas, tejas, baldosas para pavimentos y sistemas de refuerzo de mampostería añadiendo al cemento telas hechas a partir de fibras textiles provenientes de residuos de ropa, con el resultado de un material que mejora las propiedades del fibrocemento y puede utilizarse como material de construcción.
Para obtener estos nuevos materiales de construcción con unas propiedades óptimas, el grupo de investigación TECTEX ha tenido que optimizar telas no tejidas para que actuarán como refuerzo dentro del cemento. Una vez obtenido el tejido no tejido, se mezcla con el cemento y otras adiciones minerales y se somete a un proceso de laminación, deshidratación, prensado y curado.
Tal y como explica Josep Claramunt, "gracias a este proceso hemos conseguido fabricar paneles para fachadas ventiladas de bajo peso, impermeables al agua, que son aislantes térmicos, con una gran estabilidad en las variaciones térmico-higrométricas, con alta resistencia y ductilidad, y muy buena durabilidad. También hemos fabricado baldosas delgadas para pavimentos ligeros con impermeabilidad al agua, con buena estabilidad a variaciones termo-higrométricas, resistentes al desgaste, antideslizantes, con muy buenas propiedades mecánicas y durabilidad".
Los investigadores han comprobado que el nuevo material presenta un impacto energético y de emisiones de CO₂ considerablemente menor en casi todas las categorías, en comparación con los materiales tradicionales utilizados en la construcción.
Por su parte, Mónica Ardanuy afirma que "con nuestro trabajo damos salida comercial a un residuo que hasta ahora se quemaba o acumulaba en los vertederos, con el impacto en emisiones de efecto invernadero y contaminación que esto comportaba. Por tanto", añade. "creemos que es un muy buen ejemplo de aprovechamiento de residuos aplicado a dos sectores tanto contaminantes y consumidores de energía como son el textil y el de la construcción . Con el fin de llegar a la comercialización iniciamos ahora todo el proceso de estudio de escalado industrial".
El proyecto ha sido financiado por la Agencia Estatal de Investigación (AEI) y ha recibido el premio al mejor proyecto de innovación sostenible convocado por la Federación Internacional de Manufactureros Textiles (ITMF) y entregado en el congreso anual que tuvo lugar el año pasado en la ciudad china de Keqiao.