La Universitat Autònoma de Barcelona ha puesto en marcha un nuevo laboratorio especializado en determinar la composición de los vinos mediante espectrometría. El sistema, desarrollado en el marco del proyecto europeo TRACEWINDU, liderado por la UAB, permite determinar la composición del vino de manera económica y añadir una etiqueta inteligente única a cada botella, con tecnología blockchain, que garantiza su trazabilidad desde el viñedo hasta la mesa.
La UAB lidera desde hace cuatro años un consorcio internacional cuyo objetivo es mejorar la productividad de los viñedos y garantizar la trazabilidad del vino a lo largo de toda la cadena de valor, con un etiquetado inteligente y un registro de datos basado en tecnología de cadena de bloques descentralizada o blockchain. El proyecto europeo TRACEWINDU, coordinado por el catedrático del Departamento de Química de la UAB Manuel Valiente, desarrolla un sistema de etiquetas inteligentes para trazar la trayectoria de cada botella desde el productor del vino y con el registro detodos los intermediarios por los que pasa. Con esta trazabilidad se espera proteger la industria vitivinícola de unas pérdidas de miles de millones de euros anuales debidas a las falsificaciones y al comercio ilegal. De este modo, los consumidores podrán hacer sus compras basándose en información completa y fidedigna sobre todo el proceso productivo, desde el viñedo hasta la mesa. Unido al uso de la inteligencia artificial en el procesado de datos, el proyecto contribuirá a aumentar la seguridad alimentaria y la confianza entre productores y consumidores del sector.

Botella de vino de una de las bodegas en Montenegro que han participado en el proyecto
A partir de este mes de marzo, el Grupo de Técnicas de Separación en Química (GTS) de la UAB, que dirige Manuel Valiente, ha instalado un nuevo laboratorio con un espectrómetro especializado en determinar la composición de los vinos, siguiendo los pasos de uno de los socios del proyecto, la empresa francesa ADERA-UT2A. De este modo, los investigadores correlacionarán también toda la información obtenida del análisis sensorial de los vinos para generar un pasaporte de cada producto, que se incluirá en la etiqueta en forma de código QR. Esta etiqueta inteligente aportará toda la información relevante del producto a lo largo de su ciclo de vida de manera transparente utilizando la tecnología blockchain que impide cualquier manipulación fraudulenta.
"Hemos desarrollado una nueva metodología analítica para determinar la composición del vino basada en un proceso más económico que el que se emplea en la actualidad. Hasta ahora ha sido necesario usar espectrómetros de masa de alta precisión, y alto coste, para la determinación isotópica de los elementos estroncio y plomo, lo que limitaba el acceso de los pequeños productores a estos análisis", explica Manuel Valiente. "La nueva metodología, en cambio, utiliza espectrómetros de masa rutinarios y basa la robustez de los datos analíticos en la determinación isotópica de hasta 23 elementos, lo que hace el proceso más económico y discriminante, más robusto que las actuales determinaciones isotópicas".
Utilizando esta nueva metodología se está implementando una base robusta de datos analíticos de muestras de vino de todo el mundo, inicialmente de Europa y de Argentina, que será una de las bases para la aplicación de la metodología blockchain útil tanto para el consumidor como para los productores. La etiqueta inteligente no solo informa sobre el origen y composición, sino que también posibilita que el productor pueda conocer la ubicación de su producto y, por tanto, saber dónde se consume su vino, un dato de gran valor para mejorar el proceso comercial y revisar la producción, así como para estar alerta acerca de posibles fraudes.
Además, el proyecto trabaja para mejorar la sostenibilidad de la producción vitivinícola mediante la introducción de ciertos bioestimulantes vegetales que ayudan a las plantas durante episodios de crisis ambientales provocados por actividad fúngica o por estrés hídrico, entre otras causas. Se han llevado a cabo pruebas de aplicación de bioestimulantes tanto en Europa (Plantaže, Montenegro) como en Argentina (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria, Mendoza), sin observar ninguna alteración de las propiedades organolépticas del vino y con un aumento significativo en la producción de uva en el caso europeo.
El proyecto TRACEWINDU (referencia GA101007979) está financiado por la Unión Europea a través de las acciones Marie Skłodowska-Curie del programa Horizonte 2020. El proyecto, coordinado por la UAB, incluye una asociación de otras diez instituciones o empresas de seis países: la Fundación Parc Tecnològic del Vi (España), INNOLABS SRL (Italia), la Universidad de Pisa (Italia), la Universidad de Pau y de los Países del Adour (Francia), DNET LABS Doo Novi Sad (Serbia), la Universidad de Donja Gorica (Montenegro), 13 Jul Plantaze ad Podgorica (Montenegro), ADERA SAS-UT2A (Francia), el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (Argentina) y el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (Argentina).