El delegado de Urbanismo, Medio Ambiente y Movilidad de Madrid, Borja Carabante, ha supervisado esta mañana en el río Manzanares -junto a la presa nueve, en el distrito de Arganzuela- los trabajos que se están realizando en el marco de la campaña anual de control de la mosca negra, en el tramo urbano del río. Desde el año 2019, el Ayuntamiento de Madrid realiza dos tipos de tratamiento para reducir la presencia de este díptero en el río y que consisten en los desbroces sobre la vegetación existente en contacto con el agua y la desinsectación mediante larvicidas biológicos. En función de las condiciones meteorológicas, estos tratamientos se prolongan desde el inicio de primavera hasta el mes de octubre.
Durante la campaña realizada en 2023, se realizaron ocho tratamientos larvicidas, que lograron una disminución significativa en la población de estos simúlidos, con una mortalidad general media del 80 % en los distintos tramos del río. Estas actuaciones se realizan en coordinación entre los servicios de conservación del río del Área de Urbanismo, Medio Ambiente y Movilidad y el Departamento de Control de Vectores de la Subdirección General de Salud Pública. Consisten en la detección, monitorización, tratamiento y vigilancia de estos insectos con el fin de minimizar el impacto que generan en la población y en el entorno.
La zona de trabajo y estudio comprende el cauce del río Manzanares y su área próxima, dentro de su tramo urbano: desde el ámbito residencial del distrito de Fuencarral-El Pardo hasta el límite del término municipal de Madrid, en los distritos de Villaverde y Villa de Vallecas.
La previsión de tratamientos para este año se ajustará a las indicaciones que se realicen desde Madrid Salud a partir de los resultados que arrojen sus inspecciones en el cauce del río. Este departamento realiza una revisión el día inmediatamente anterior al tratamiento y otra en las 24-48 horas posteriores. Esas dos inspecciones seriadas permiten disponer de información previa y posterior al tratamiento y, por tanto, calcular con exactitud su efectividad.
Tratamientos biocidas
Para evitar la reproducción de la mosca negra se aplican tratamientos de fumigación biocidas en larvas y pupas de mosca dirigidos a reducir su presencia. Estos tratamientos consisten en la aplicación de un biocida biológico (Bacillus thurigensis var israelensis) de acción insecticida. Está compuesto de microorganismos específicamente patógenos para estos insectos. Se aplica directamente por pulverización del producto sobre la lámina de agua y actúa por arrastre en el tramo del río localizado aguas abajo, desde el punto de tratamiento.
Estos tratamientos tienen por objeto la reducción de la cantidad de larvas presentes e impedir la transformación en el agua de esas larvas en pupas y evitar así su paso a insectos adultos (mosca voladora mordedora). Como complemento a estos trabajos se llevan a cabo labores de desbroce de la vegetación que se encuentra en contacto directo con la lámina del agua, ya que sirve de soporte de larvas y refugio de ejemplares adultos.
Refuerzo de la protección del río
El Área de Urbanismo, Medio Ambiente y Movilidad del Ayuntamiento de Madrid implementó un nuevo contrato de conservación del río en el término municipal, con el objetivo de salvaguardar tanto su integridad medioambiental como hídrica, así como la de sus ecosistemas fluviales y las instalaciones relacionadas.
Este servicio, en vigencia desde 2022, se centra especialmente en los tratamientos destinados a combatir los dípteros, incluyendo la mosca negra. Desde entonces, se ha incrementado el número de tratamientos anuales, adaptándolos según las exigencias de cada temporada. Asimismo, se han revisado y ajustado los trabajos de mantenimiento de la vegetación en las islas del tramo urbano del río, tomando en consideración la experiencia acumulada en años anteriores.
Un insecto propio de la biodiversidad de los cauces fluviales
Morfológicamente, estos insectos son análogos a una mosca diminuta, con un tamaño que oscila entre los 3 y los 5 milímetros. Su hábitat natural suele localizarse cerca de cursos de agua corriente, donde crían y donde atacan con más agresividad a mamíferos y aves que se encuentren en la zona. Para un correcto desarrollo de sus larvas buscan aguas en buenas condiciones ambientales y con abundancia de vegetación propia, que estén muy oxigenadas y con mucha materia orgánica en suspensión. Rechazan la contaminación de las aguas y, por ello, se extienden con más facilidad por aquellos ríos que han mejorado su calidad. La presencia de la mosca negra en el río Manzanares es, por tanto, un indicador de la mejora de la calidad del agua y del ecosistema fluvial en general. Su aparición en el río Manzanares coincide con mejoras significativas en la calidad del agua y el desarrollo de islas y vegetación ribereña.