"Sorioneku" (de buena fortuna), esta es la primera de las cinco palabras que ha podido ser descifrada, en la que ya se conoce como la "mano de Irulegi". Se trata de una representación en bronce de esa extremidad, diseñada para colgar en la puerta de entrada de una casa, a modo de objeto ritual protector del hogar.
Su antigüedad, primer tercio del siglo I a.C., la convierte en un hallazgo excepcional, ya que se trata del documento más antiguo y también el más extenso escrito en lengua vascónica que se conoce hasta la fecha. Junto a otros hallazgos, viene a confirmar el uso de la escritura por parte de los antiguos pobladores de esta zona. Estos utilizaban para ello una variante específica del signario íbero conocida como "signario vascónico".
La mano ha sido encontrada en el marco de las excavaciones que se están llevando a cabo en el poblado de Irulegi (Valle de Aranguren), habitado entre la mediados de la Edad del Bronce (s. XV a XI a.C) y final de la Edad del Hierro (s. I a.C). El proyecto está promovido por el Ayuntamiento del Valle de Aranguren y cuenta con subvención del Gobierno de Navarra. La campaña la realiza la Sociedad de Ciencias Aranzadi.
La Presidenta Chivite ha presidido esta mañana el acto de presentación, celebrado en el Palacio de Góngora. Ha estado acompañada por la consejera de Cultura y Deporte, Rebeca Esnaola; por el alcalde del Valle de Aranguren, Manuel Romero, y por el presidente de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, Jokin Otamendi.
Durante la presentación, han explicado el hallazgo los arqueólogos Mattin Aiestaran, director de la excavación de Irulegi; y Berta Balduz, restauradora del Gobierno de Navarra. La importancia lingüística ha sido abordada por Joaquín Gorrochategui, experto en paleolingüistica y catedrático de Lingüística Indoeuropea en la Universidad del País Vasco, y por Javier Velaza, exerto en epigrafía y catedrático de Filología Latina en la Universidad de Barcelona.
El próximo 16 de diciembre se celebrará una jornada para dar a conocer el descubrimiento en profundidad.
Hallada en junio de 2021
La "mano de Irulegi" fue hallada el 18 de junio de 2021, junto a la entrada de una de las viviendas excavadas en el yacimiento. Pero la inscripción no ha sido descubierta hasta el pasado 18 de enero de 2022, cuando se iniciaron las labores de limpieza y restauración de la pieza.
Desde entonces viene siendo investigada por un equipo multidisciplinar de arqueólogos, geólogos, restauradores, químicos, epigrafistas y lingüistas. Su destino inmediato será una cámara para conservación de metales en las dependencias del Servicio de Patrimonio Histórico, donde continuarán los trabajos de investigación. En un futuro se espera que poder exhibirlo en el Museo de Navarra, que cuenta con las medidas de conservación y seguridad idóneas para su exposición.
La pieza en cuestión es una lámina de bronce, cuya pátina contiene un 53,19% de estaño, un 40,87% de cobre y un 2,16% plomo, algo que es habitual en aleaciones antiguas. El objeto está recortado para representar la forma de una mano derecha algo esquemática, pero de tamaño natural. La lámina es lisa en el lado de la palma, pero en el lado del dorso presenta la forma de las uñas, aunque no se han conservado, debido a su fragilidad, las correspondientes a los dedos anular, corazón e índice. Sus medidas actuales son 143,1 mm de altura, un grosor de 1,09 mm y una anchura de 127,9 mm. Su peso alcanza 35,9 g.
En el centro del extremo cercano a la muñeca presenta una perforación de 6,51 mm de diámetro, producida al clavar la pieza en un soporte blando, probablemente de madera, ya que la ausencia de huellas de abrasión en la perforación indica que no estuvo colgada, sino clavada.
El lugar en el que se encontró, su morfología y decoración, así como la inscripción confirman que se trata de un objeto ritual que se colgaba en la puerta de entrada de la vivienda, con el fin de que protegiera el hogar.
Una inscripción de hace más de 2.000 años
La inscripción consta de cinco palabras (40 signos) distribuidas en cuatro líneas. El alfabeto empleado para escribir el texto pertenece a la familia de los semisilabarios ibéricos. Pero presenta algunas características que llevan a catalogarla como un subsistema específico del territorio vascón, entre ellas el uso del signo T, no presente en otros subsistemas.
La traslación de la inscripión al alfabeto latino es la siguiente:
- sorioneku · {n}
- tenekebeekiŕateŕe[n]
- oTiŕtan · eseakaŕi
- eŕaukon ·
Destaca el parecido entre la primera palabra –sorioneku- y el vocablo vasco zorioneko (de buena fortuna, de buen agüero). El resto de la inscripción no ha podido ser descifrada hasta el momento.
En consecuencia, la "mano de Irulegi" introduce novedades significativas en el mundo arqueológico y lingüístico. Por un lado, confirma la existencia de un sistema gráfico específico, derivado de una variante del signario Ibérico, llamado "signario vascónico". Además, certifica el empleo de la lengua vascónica en el área geográfica en el que ha sido descubierta a inicios del siglo I a.C.; es decir, hace más de 2.000 años.
Según los investigadores, la inscripción representa el texto antiguo más extenso en lengua vascónica conocido hasta el momento. Junto con los testimonios de las monedas acuñadas en esta zona y otros epígrafes, cuya atribución es debatida -el mosaico de Andelo, el bronce de Aranguren y una inscripción sobre piedra de Olite-, viene a mostrar el uso de la escritura por parte de los antiguos vascones, en un episodio de alfabetización que, por lo que hasta el momento se conoce, parece haber sido relativamente modesto, pero que queda atestiguado por la pieza de Irulegi.
El testimonio supone también una singularidad por lo que respecta a la tipología y morfología del soporte (una mano clavada con los dedos hacia abajo) y a la técnica inscriptoria empleada (punteado después de un esgrafíado).
Un yacimiento de singular importancia
El objeto ha sido encontrado en el yacimiento arqueológico del poblado situado en la cima del monte Irulegi, en la base del castillo del mismo nombre. Se trata de un asentamiento habitado, desde la Edad del Bronce medio tardío (entre los s. XV y XI a.C), hasta el primer tercio del s. I a.C. En esa fecha fue abandonado tras ser incendiado por tropas romanas, en el marco de las guerras sertorianas (años 83-73 a.C), un conflicto civil entre los romanos Quinto Sertorio y Lucio Cornelio Sila, en el que los pobladores autóctonos tomaron partido.
El yacimiento está ubicado en la zona más exterior del antiguo poblado. Se trata de una zona abierta con una superficie de 370 m2, en la que han aparecido dos viviendas de unos 70 m2 y parte de la vía principal, de 4 metros de anchura.
Su excavación es de singular importancia, dado que ofrece una imagen "congelada" de la época. Esto es así, porque el poblado fue incendiado y los muros cayeron sobre las viviendas, sepultando, pero también protegiendo, lo que se encontraba en su interior. Ello ha permitido encontrar cerámica y objetos cotidianos en buen estado de conservación.
Las investigaciones comenzaron en 2007, promovidas por el Ayuntamiento del Valle de Aranguren. La Sociedad de Ciencias Aranzadi es la encargada de los trabajos. Hasta 2017 se centraron en la zona junto al castillo. Desde el 2018, un equipo, dirigido por el arqueólogo Mattin Aiestaran, realiza la investigación arqueológica del poblado.
La Dirección General de Cultura-Institución Príncipe de Viana ha tramitado la incoación del expediente de declaración del Conjunto de Irulegi (Valle de Araguren, Navarra), como Bien de Interés Cultural con la categoría de Zona Arqueológica.
Un poblado anterior a Pamplona
Situado a 893 metros de altura, Irulegi es uno de los ejemplos más notables de poblados fortificados de la zona. Su privilegiada situación geográfica, con vistas de 360 grados sobre la cuenca de Pamplona y sobre los pasos que unen el sur de Navarra con los valles pirenaicos, le conferían un importante valor defensivo.
El enclave primitivo ubicado en la base del castillo, de 2,2 hectáreas, fue creciendo a lo largo de los siglos hasta alcanzar en el siglo I a.C unas 14 ha., incluidos espacios para la agricultura y la ganadería. El recinto estaba rodeado por murallas. Aunque es difícil calcular el número de habitantes, se estima que podrían vivir entre 100 y 200 personas.
El hecho de que los pobladores eligieran zonas elevadas para vivir viene marcado por un contexto de aumento demográfico y un empeoramiento del clima (más lluvioso y algo frío), que hizo que los recursos escasearan y tuvieran que competir por ellos. La respuesta fue la aparición de proto-ciudades estables, facilmente defendibles y amuralladas, habitadas por agricultores y pastores, que, a la vez, eran guerreros.
Irulegi, junto con dos o tres enclaves más, podría tratarse de uno de los asentamientos que articulaban el poblamiento la Cuenca de Pamplona, antes de la llegada de Roma y de la fundación de Pompelo, actual Pamplona (años 74 o 75 a.C).
Tras estar el paraje desierto varios siglos, está documentada la construcción de un castillo de realengo (perteneciente al Rey) en la cima de Irulegi, a mediados del siglo XIII. Concretamente, en 1259, cuando se nombra alcaide del mismo a Martín García de Eusa. La edificación se llevó a cabo sobre asentamientos defensivos anteriores, probablemente sobre una torre o fortificación existente ya durante la campaña musulmana del año 924.
Su posición estratégica le proporcionó un papel muy importante en la defensa del reino y especialmente de la capital Pamplona. Fue destruido en 1494 por orden de los reyes navarros para evitar que fuera utilizado por los afines al reino de Castilla.
En la actualidad, todavía se conserva la base del castillo.
Intervención de la Presidenta
La Presidenta Chivite ha definido como "un hito histórico de primer orden" el hallazgo, ya que supone "un salto como pocos en el conocimiento que hasta ahora teníamos de nuestra historia y nuestra cultura".
Ha destacado también el "riguroso" trabajo realizado, lo que, a su juicio, avala la veracidad del descubrimiento. Por ello, ha dado la enhorabuena a todos los coprotagonistas: expertos (arquéologos, historiadores, lingüistas y epigrafistas), a la Sociedad de Ciencias Aranzadi, al Ayuntamiento del Valle de Aranguren y al Servicio de Patrimonio Histórico del Gobierno de Navarra.
"Lo más apasionante es que este es solo el comienzo. No sabemos qué otros tesoros guarda Irulegi" ha concluido la Presidenta, quien ha garantizado la colaboración del Gobierno de Navarra en la conservación y divulgación de estos descubrimientos.