Los incendios de chimenea provocan cada año cerca de un centenar de intervenciones en la Comunidad Foral, un tipo de siniestro que, según señala el Servicio de Bomberos de Navarra / Nafarroako Suhiltzaileak, se puede prevenir en gran medida con un mantenimiento periódico de la instalación y una construcción y un uso adecuados de la misma.
En 2023 se produjeron 83 intervenciones motivadas por incendios de chimenea, frente a las 63 registradas el año 2022 y las 78 que se produjeron en 2021. En los tres años, los meses en los que se registraron un mayor número de incidencias relacionadas con este tipo de siniestro fueron enero, con 14 salidas de bomberos en 2023, 16 en 2022 y 15 en 2021; y abril, con 13 salidas en 2023 (las mismas que en febrero y noviembre), 12 en 2022 y 14 salidas en 2021. El tercer mes con más salidas difiere según el año, siendo diciembre en 2021, con 12 salidas; noviembre en 2022, con 10 salidas; y febrero en 2023, con 12.
En cuanto a las zonas geográficas, el mayor número de salidas por incendio de chimenea se registró en 2023 en los parques de Cordovilla (19), Oronoz (15) y Altsasu / Alsasua (12). En 2022, el mayor número de incendios de este tipo se atendió desde los parques de Alsasua (14), Cordovilla (12) y Oronoz (9). Por último, en 2021 los parques que registraron más salidas por este motivo fueron los de Cordovilla (14), Oronoz (13) y Trinitarios (9).
Construcción y reforma
Para evitar incidentes, el Servicio de Bomberos recuerda la importancia de contratar a profesionales para realizar la construcción o la reforma de este tipo de instalaciones, garantizando de este modo una correcta ejecución de la obra, ya que el tiro de la chimenea atraviesa forjados y cubiertas que deben estar convenientemente aislados del calor. De lo contrario, la vivienda se expone a un alto riesgo de incendio.
Asimismo, en caso de comprar una vivienda usada o de llevar a cabo una reforma de la instalación, es importante comprobar que la chimenea esté correctamente aislada y cumpla la normativa.
Mantenimiento periódico
La madera al arder destila una serie de aerosoles que se acumulan en el tiro de la chimenea creando una costra alquitranosa, llamada creosota, que, si es muy gruesa, puede ponerse incandescente y arder. De hecho, esta suele ser la causa más habitual de este tipo de incendios.
Para evitarlo, se recomienda deshollinar la chimenea de manera periódica: al menos una vez al año si se utiliza a diario y, al menos, cada dos o tres años si se hace con menor frecuencia, como en el caso de segundas viviendas. Estas labores, nuevamente, deben ser realizadas por profesionales, ya que son trabajos en altura.
Uso adecuado
El buen uso de la chimenea empieza por evitar sobrecargas de leña y utilizar leñas secas y duras, como las de roble, encina o haya, que generan más calor y menos acumulación de alquitrán en el tiro que las leñas blandas, como la de pino o chopo.
Además, se debe crear una zona de seguridad alrededor de la instalación evitando colocar, a menos de dos metros del fuego, materiales combustibles; y utilizar chimeneas con tapa para evitar el salto de chispas o pavesas. Igualmente, es importante mantener una ventilación constante de la habitación y asegurarse de apagar totalmente el fuego, sobre todo, antes de marcharse de una segunda vivienda o al acostarse.
Se aconseja además instalar un detector de incendios ubicado correctamente, ya que es una excelente medida de precaución para detectar a tiempo el inicio de un incendio.
Por último, el Gobierno de Navarra recuerda que si a pesar de haber tomado todas las precauciones, se ve humo o fuego, se debe llamar inmediatamente al 112. Después de llamar, hay que apagar la chimenea, y, si la persona que lo ha detectado se siente capaz, intentar sofocar el fuego mientras llegan los bomberos, pero siempre sin ponerse en peligro.