El Servicio de Acompañamiento y Mediación Canónica (SAMIC) de la Archidiócesis de Valencia ha iniciado los encuentros del programa de acompañamiento a las parroquias que han padecido de cerca la tragedia de la DANA. Desde el pasado 18 de diciembre los especialistas del servicio se han desplazado hasta las poblaciones de Chiva, Paiporta o Alfafar para ofrecer diversas charlas en las que han participado decenas de personas.
Los encuentros se iniciaron en la Iglesia Parroquial de San Juan Bautista de Chiva, con una presentación que llevó por título "Reflexión sobre el duelo y trauma tras la Dana. Cuando todo parece perdido: La fuerza de la Fe en tiempos de prueba".
El diálogo fue conducido por las psicólogas del SAMIC Beatriz Puga y Amparo Castro y acudieron muchos afectados invitados de manera personal por el equipo de trabajo de la comunidad parroquial. Los participantes tuvieron la ocasión de compartir sus vivencias, así como la sintomatología que están presentando tras la tragedia.
En la reunión se abordaron cuestiones como los síntomas típicos que suelen aparecer en situación de crisis para poder detectar señales que indiquen la necesidad de pedir ayuda. También se habló de la importancia del autocuidado y se señalaron algunas pautas para sobrellevar el malestar en la familia, pues cada miembro del hogar presenta unas necesidades distintas que se deben respetar y tener en cuenta.
La conversación fue presidida por el párroco, Javier Costa, que recomendó cómo rezar en tiempos de crisis pues, aunque la oración no está considerada una técnica psicológica como tal, sí es importante el poder sanador y protector que ofrece a los fieles.
Explicó también la forma de adaptar esa oración a los momentos de mayor malestar espiritual. Para finalizar, hizo memoria de la bendición que han presenciado: "En este tiempo de la Dana he visto muchos milagros, empezando por la generosidad de la gente, como signos de la presencia de Dios; el cuadro de la Virgen que se ha salvado, milagros morales, de familias que se han reconciliado…"
María Luisa Bosch, subdirectora de Cáritas, presente en el acto y una de las organizadoras del encuentro, destaca que coloquios sobre el duelo y el trauma como el de Chiva son "profundamente positivos: la atmósfera creada y la delicadeza en las intervenciones permiten una reflexión conjunta que subraya la importancia de compartir el duelo. Los asistentes encuentran consuelo y comprensión en este espacio de apoyo mutuo".
Paiporta y Alfafar, siguientes destinos
La parroquia de la Inmaculada Concepción de Paiporta fue la siguiente parada en el programa promovido por el SAMIC. El segundo día de Navidad se abrieron los salones parroquiales para los fieles y vecinos que quisieron acudir. El párroco, David Mora, destacó "la utilidad y necesidad de la charla". Según sus palabras el coloquio no solo fue instructivo, "sino que también ayudó a la comunidad parroquial a conocer mejor a su párroco". También expresó su agradecimiento por esta oportunidad de acercamiento y aprendizaje. El encuentro demostró ser "un valioso recurso para la comunidad, promoviendo la sanación y el entendimiento a través del diálogo y el apoyo compartido".
Un día después, el 27 de diciembre, el destino fue la Parroquia de Nuestra Señora del Don de Alfafar, que se llenó para participar en esta actividad de acompañamiento. El párroco, Javier Francés, apuntó cómo "hace dos meses todo cambió para muchos de nosotros". La Dana azotó las comarcas centrales de la provincia de Valencia y asoló Alfafar, entre otras muchas poblaciones.
"Desde entonces", explicó Francés, "muchos de nosotros hemos estado afectados por situaciones de tensión, de agobio, de estrés o de incomprensión ante todo lo sucedido".
Este es el motivo por el que la parroquia quiso ofrecer una charla sobre el duelo y el trauma producido por las inundaciones, por la pérdida tanto de seres queridos como de numerosos bienes materiales. "Todos, de una o de otra manera, hemos padecido situaciones de dolor, tristeza, rabia, insomnio" destacó el párroco.
En este sentido, uno de los mensajes que transmitieron desde el SAMIC es que no solo es normal sentir eso, "sino que es necesario también pasar por todas esas fases para poder superar el shock". Por ello, Francés se mostró muy agradecido con el Servicio de Acompañamiento y Mediación, con su director, Jorge García, y con las profesionales que realizaron la charla "porque esta es la ayuda que necesitamos en estos momentos. Después de quitar el barro ahora tenemos que quitar y afrontar la tristeza de nuestros corazones, y este tipo de actividades nos ayudan a ello", dijo.
Teresa Bobes: "Aunque el dolor está muy presente, las parroquias han demostrado una gran fortaleza y solidaridad"
La doctora Teresa Bobes, psicóloga clínica y profesora en la Facultad de Psicología de la Universidad de Oviedo, participó en los encuentros que se produjeron en Paiporta y Alfafar. Su dilatada experiencia nos puede ayudar a conocer mejor la situación que se está viviendo en las localidades afectadas por la Dana del mes de octubre.
"El duelo que están viviendo comunidades como las de Paiporta o Alfafar es absolutamente normal tras la magnitud de las pérdidas sufridas", explica Bobes Bascarán. "Es un proceso emocional que incluye dolor, tristeza, rabia, incertidumbre e incluso agotamiento físico y mental. Estas reacciones no son patológicas ni disfuncionales; son una respuesta natural del ser humano para adaptarse a una realidad transformada".
Dentro de este contexto se ha observado que "aunque el dolor está muy presente, las comunidades han demostrado una gran fortaleza y solidaridad". En la parroquia de la Inmaculada Concepción de Paiporta, por ejemplo, decidieron regalar belenes a las familias que los habían perdido, un gesto que no solo devolvió el espíritu de la Navidad, sino que también "reforzó el sentido de pertenencia y de cuidado comunitario".
Por su parte, en la Iglesia de Nuestra Señora del Don de Alfafar, el altar se convirtió en un símbolo de esfuerzo colectivo, al colocar palas y escobones impregnados de lodo que habían sido utilizados por voluntarios y vecinos para limpiar las casas. "Estos gestos muestran cómo las parroquias han sido un refugio tanto material como espiritual, lugares donde se comparte el duelo y se enciende la esperanza de reconstruir juntos", destaca la especialista.
El SAMIC muestra especial preocupación por detectar y ofrecer a las personas que lo necesiten una ayuda profesional. Explica Teresa Bobes que aunque el duelo es un proceso normal "algunas personas pueden estar enfrentando síntomas de estrés postraumático como: recuerdos constantes de lo sucedido, como si no pudieran desconectar; pesadillas frecuentes relacionadas con la riada; sensación de estar en alerta todo el tiempo, esperando que algo malo vuelva a pasar; evitar lugares, conversaciones o situaciones que les recuerden lo vivido".
Además, quienes ya tenían problemas de salud mental previos como ansiedad, depresión o adicciones, "pueden haber experimentado una recaída o un agravamiento de sus síntomas debido a la situación". En estos casos "es fundamental buscar la ayuda de profesionales de la salud mental, que son los especialistas capacitados para tratar estos problemas". El Servicio de Acompañamiento y Mediación "ayuda a identificar estas señales y orienta hacia los recursos necesarios para que las personas reciban la atención adecuada", señala la psicóloga.
Bobes recuerda que el SAMIC ha puesto en marcha varias iniciativas clave. "Realizamos charlas grupales para ayudar a las personas a entender sus emociones, normalizar el duelo y encontrar consuelo desde una perspectiva humana y cristiana. También estamos disponibles para mediar en conflictos familiares, que pueden surgir por la tensión acumulada y por el estrés de la situación", añade.
Además, "acompañamos a quienes presentan señales de duelo complicado, estrés postraumático o recaídas en problemas de salud mental, orientándolos hacia servicios especializados. Nuestro objetivo es que nadie enfrente este camino en soledad".
"Tanto el gesto de regalar belenes en Paiporta como el altar con palas y escobones de Alfafar reflejan el corazón de estas comunidades", apunta Teresa Bobes. "Son símbolos de un duelo compartido, pero también de una esperanza que se renueva con cada acción solidaria. Estos actos nos recuerdan que, con el apoyo de la comunidad y la fe, podemos reconstruir no solo lo material, sino también lo emocional y espiritual".