El Arzobispo de Valencia ha viajado a Roma, donde ha visitado esta mañana la Capilla ardiente en la Basílica vaticana de San Pedro para dar el último adiós al Sumo Pontífice y asistir mañana sábado a la Misa exequial y sepelio del Papa Francisco.
Mons. Enrique Benavent ha recordado los gestos que han marcado su pontificado: "El Domingo de Pascua vimos al papa Francisco impartiendo la bendición Urbi et Orbi y celebrando la Resurrección del Señor con el Pueblo de Dios en la plaza de San Pedro. El Jueves Santo visitó un centro penitenciario de Roma para estar con los presos. No pudo celebrar la Eucaristía ni lavarles los pies, pero su cercanía era un signo del amor de Cristo. Los dos últimos gestos de su pontificado son como una síntesis de lo que ha querido que sea la Iglesia".
El Arzobispo señala que "Francisco nos ha querido insistir en un matiz que, a mi modo de ver, ha caracterizado su actuación durante los doce años de su pontificado: el amor cristiano ha de llegar a todas las personas que viven en situaciones existenciales dramáticas, porque el amor de Dios ha adquirido una forma humana en Cristo. Su corazón nos enseña que si ese amor no se encarna en la humanidad sufriente no es auténticamente cristiano".
Mons. Benavent considera significativo que el último gesto de su pontificado ha sido impartir la bendición pascual. "Recuerdo porque yo estaba presente, el rezo del primer ángelus desde la ventana del palacio apostólico. Tuvo una meditación sobre la misericordia, clave del Evangelio y de la vida cristiana. Una convicción fundamental ha inspirado sus gestos y sus palabras durante su pontificado: la Iglesia no puede condenar a nadie, porque si alguien se siente rechazado por ella, se le está dificultando el acceso a Jesucristo. No puede ser percibida como una institución que se limita a decir "no" a todo, no como instrumento de salvación, sino como un tribunal que condena".
El Arzobispo de Valencia, Mons. Enrique Benavent destaca que "misericordia y amor encarnado son las dos claves que nos permiten entender la misión del papa Francisco. Como la vida de todos los pastores que han vivido su misión con fidelidad y entrega, la vida del papa Francisco ha sido un paso de la gracia de Dios por el mundo, como vemos en los numerosísimos testimonios de cristianos sencillos. Agradezcamos al Señor su ministerio y oremos por él para que le conceda el premio reservado a sus servidores fieles y solícitos".