El obispo de Córdoba, monseñor Demetrio Fernández, ha procedido esta tarde a la Sesión de Apertura de la causa de Canonización y Beatificación del Hermano Bonifacio, O.H. con la que comienza la Investigación Jurídica Diocesana de esta causa. En el acto jurídico, se ha constituido el tribunal formado por el Obispo, su delegado, el sacerdote Carlos Morales Fernández, el promotor de justicia, el sacerdote Juan Laguna Navarro, y el notario, el sacerdote Miguel Varona Villar. Junto al postulador y al vicepostulador de la causa, que representa a la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, se ha celebrado la Sesión de Apertura de la Investigación de la causa de beatificación y canonización del Hermano Bonifacio Bonillo OH.
A partir de esta Sesión de Apertura, comienza la recogida de las pruebas que avalen la veracidad en la existencia de la fama de vida y virtudes atribuida al siervo de Dios Hermano Bonifacio. Las pruebas comprenden los documentos, escritos, testimonios e interrogatorios a testigos. El postulador ha presentado la lista de testigos y se ha señalado el lugar donde se practicarán las pruebas, todos los lunes de 10.00 a 14.00h, en la sede del Obispado de Córdoba. La primera sesión tendrá lugar el 9 de enero.
El obispo de Córdoba ha nombrado, además, una comisión de historiadores que auxiliará al tribunal en la recogida y análisis de estos documentos. Durante la fase diocesana nunca se juzgará sobre la existencia de la fama de santidad, que competerá al Dicasterio de las Causas de los Santos en Roma; comenzará entonces la fase romana de una causa de beatificación y canonización.
El pastor de la Diócesis se ha manifestado en la solemne apertura de esta causa de Canonización y Beatificación "profundamente conmovido porque desde niño he estado vinculado a los hermanos de San Juan Dios y no podía imaginar este momento". Monseñor Demetrio Fernández ha continuado explicando que desde que "llegué a Córdoba escuché a personas hablar de la caridad desbordada del hermano Bonifacio, al estilo de San Juan de Dios" y ha indicado que "es una obra de caridad provocar la caridad de los demás".
A lo largo de su visita pastoral, ha continuado el Obispo, ha podido comprobar como la fama de santidad del hermano estaba muy extendida y en muchos puntos de la Diócesis "el hermano Bonifacio desencadenó una corriente qué generó un movimiento de caridad en Córdoba". Monseñor Demetrio Fernández ha destacado que "El hno. Bonifacio será un estímulo vivo para muchos cordobeses que se sentirán movidos a la caridad cristiana y promoverá vocaciones a la orden hospitalaria de San Juan de Dios, porque la caridad ha rejuvenecido continuamente a la Iglesia".
El postulador general de la Orden de San Juan de Dios, Darío Vermi, ha afirmado en el acto de apertura que "la obra de Dios se manifestó en obras sencillas" del hermano Bonifacio y confirmó "nuestro deseo de honrar a nuestro hermano, a partir de ahora los testigos serán los que hablen de él para confirmar sus virtudes heroicas y entregarla a la Iglesia para que reconozca su vida de santidad".
El acto de constitución del tribunal ha terminado con la oración privada de intercesión al siervo de Dios Bonifacio Bonillo, previamente el Obispo ha pedido a todos los que "trabajáis en esta casa, pidáis un milagro por intercesión del hermano Bonifacio porque los milagros siguen sucediendo hoy, y si no suceden más es por la falta de fe ".
La huella del Hermano Bonifacio
El hermano Bonifacio Bonillo nació en Cañaveruelas (Cuenca), el 14 de mayo de 1899. Inició su camino en la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios en 1924, año en que ingresó como aspirante en el Sanatorio Psiquiátrico de Ciempozuelos. Dos años después emitió sus votos temporales y el 3 de junio de 1929 hizo la profesión solemne en la iglesia del Asilo San José de Carabanchel Alto (Madrid).
El 5 de mayo de 1935 fue destinado al Hogar y Clínica San Rafael de Córdoba (actual Hospital San Juan de Dios) con la tarea que desempeñó hasta su fallecimiento: ejercer de limosnero para sostener la atención y acogida de niños con polio y otras enfermedades óseas.
Esta labor, que realizó durante 43 años, lo convirtió en un personaje cercano y muy querido entre los cordobeses. El 10 de diciembre de 1972 le fue concedida la Gran Cruz de Beneficiencia. Falleció el 11 de septiembre de 1978 en Córdoba y sus restos fueron trasladados en 1999 a la Capilla del Hospital San Juan de Dios de esta ciudad, donde descansan en la actualidad.
Su labor sigue viva en el Hospital cordobés, donde continúa su misión solidaria a través de la Obra Social que lleva su nombre y que atiende cada mes a unas 500 familias en situación de vulnerabilidad.
El hermano José Ramón Pérez Acosta, O.H. es el vicepostulador de la causa de Beatificación y Canonización del Hermano Bonifacio. El comienzo de esta causa le permitirá hacer el retrato de un ser irrepetible, creador de una gran obra para atender a los niños más necesitados de la Córdoba de mediados del siglo pasado, cuando la pobreza y la enfermedad privaba a muchas familias de lo esencial. "Fue siempre un Hermano grande en humildad, alegre en su sentido de la responsabilidad y atento a destacar su opción por los pobres y su incondicional entrega a los más necesitados, sobre todo a los niños y a los más necesitados", destaca al referirse a la personalidad del religioso, al que califica como "un hospitalario de profunda humildad y sencillez, capaz
de llegar directamente al corazón de la persona". Un rasgo distintivo en el que coincide el Hermano Amador Fernández, Superior Provincial de la Orden de San Juan de Dios España, quien asegura que el Hermano Bonifacio vivió su consagración como Hermano de San Juan de Dios desde la humildad y disponibilidad. "Lo recordamos sobre todo por la sencillez de su vida, totalmente orientada a Dios y al servicio de los Hermanos, siguiendo el ejemplo de nuestro Fundador. Para los Hermanos y Colaboradores de la Orden es sobre todo un testimonio vivo de hospitalidad misericordiosa", ha asegurado.
También el periodista y escritor Francisco Solano Márquez tuvo la oportunidad de conocer al religioso, e incluso, de entrevistarlo. "El hermano Bonifacio era una persona cercana y afable, tenía un aspecto parecido al del Papa Juan XXIII y alguna gente se lo decía por la calle. Era un hombre sencillo", ha expresado recordando el día a día de este religioso que comenzaba la jornada recorriendo lugares como el Círculo Mercantil de la ciudad para pedirles a labradores y terratenientes trigo o garbanzos, o en los pueblos visitando fincas o terrenos donde poder conseguir donativos para mantener su hogar y clínica de "San Rafael", un lugar en el que acogía a 60 o 70 niños, muchos de ellos discapacitados a causa de la poliomielitis, y otros muchos tratados de manera ambulatoria.