El Hospital Universitario Reina Sofía ha realizado la primera intervención de cirugía radioguiada en un paciente de unos 60 años con un tumor neuroendocrino localizado en el páncreas. Profesionales del Medicina Nuclear, Cirugía Oncológica, Anestesia y Anatomía Patológica han participado en este primer caso que ha sido todo un éxito y que ha permitido extraer completamente la lesión de un centímetro.
El subcomité de tumores neuroendocrinos es el foro en el que los especialistas debaten y analizan cada uno de los aspectos relacionados con el diagnóstico y tratamiento de cada persona. En este caso, el paciente presentaba un tumor neuroendocrino bien diferenciado de pequeño tamaño en el páncreas. El paciente fue estudiado mediante técnicas de imagen 'dual': un estudio de receptores de somatostatina y un PET/TC con 18F-FDG. Tras la evaluación de ambas, el equipo multidisciplinar planteó la posibilidad de cirugía radioguiada.
En este sentido, el jefe de Medicina Nuclear, Juan Antonio Vallejo, señala que "aporta mucha más seguridad, menor morbilidad, es menos agresiva, que el paciente pueda volver a su vida diaria antes y menos complicaciones. Supone sumar una indicación más en la aplicación de esta técnica (cirugía radioguiada) que hasta ahora la utilizamos en biopsia selectiva de ganglio centinela (en diferentes localizaciones como mama, melanoma, cabeza y cuello, urológico, genitourinario), lesiones pulmonares, adenomas parotiroideos, de recurrencias de neoplasias tiroideas, etc. cubriendo así prácticamente todo el abanico de posibilidades en las que se puede utilizar esta técnica".
La intervención
Antes de iniciar la intervención, se inyecta al paciente, vía intravenosa, una pequeña dosis de 99mTc-octreotide, que permite la detección de la lesión en el quirófano. Después, ya en quirófano, para la localización precisa del tumor y mediante un abordaje de cirugía laparoscópica, los cirujanos van disecando hasta llegar al páncreas y allí, mediante la sonda de cirugía radioguiada, el especialista en Medicina Nuclear indica la zona de máxima actividad, procediendo a la resección de la lesión, así como la revisión del lecho para comprobar que se ha extirpado la totalidad. Así, gracias a esta técnica, se incrementa la precisión en la localización y la seguridad de la intervención.
Tras esta fase, el tejido es enviado al servicio de Anatomía Patológica, que finalmente confirmaba la existencia de un tumor neuroendocrino bien diferenciado de 1 cm de diámetro. Esta técnica es un ejemplo más de la coordinación necesaria entre diferentes especialidades para conseguir mejorar la atención a los pacientes, en un proceso constante de innovación en la búsqueda de actividades cada vez más eficientes y menos invasivas.