El turismo intensivo en España está generando un gasto insostenible de recursos como el agua, que cada vez se verá más reducido por el cambio climático y que, por tanto, no se puede despilfarrar. Es el caso de instalaciones desproporcionadas como la Alcazaba Lagoon, una lámina de agua artificial de 1,4 hectáreas de extensión, situada en la localidad malagueña de Casares, a poco más de 3 kilómetros del mar, que requiere unos 28.000m3 para su llenado, el equivalente al consumo medio diario de unas 215.000 personas. Greenpeace se ha desplazado a este enclave, que ya es la laguna artificial más grande de Europa, para denunciar el sinsentido de instalaciones como esta, situada en plena Costa del Sol, una zona que, precisamente, cuenta con restricciones de uso de agua para el consumo.
Según la actualización semanal del boletín hidrológico, a 24 de junio, el agua embalsada en las Cuencas Mediterráneas Andaluzas es de 360 hm3 (30% de su capacidad), esto supone 30 hm3 menos que el año anterior y muy por debajo de la media del agua embalsada en los últimos 10 años, que situaría a esta cuenca en 623 hm3 (actualmente un 22,5% menos). A pesar de las lluvias que cayeron en primavera, la situación de la provincia de Málaga es crítica y se mantienen restricciones de uso de agua para el consumo humano en municipios de todas las comarcas de la provincia. En la Costa del Sol Occidental, donde se ubica la laguna, continúan medidas como la bajada de presión entre las doce de la noche y las seis de la mañana todos los días de la semana, excepto los sábados, y sólo se permite el uso de agua en las duchas de playas para personas con diversidad funcional. Sin embargo, estas medidas preventivas contrastan con la política de la Junta de Andalucía para el llenado de piscinas privadas.
"Estando en una situación de agua embalsada peor que la del año pasado, la Junta de Andalucía ha permitido, en la Comisión de la Gestión de la Sequía, el llenado de piscinas privadas para el Campo de Gibraltar, Málaga Capital, la Axarquía, y la Costa del Sol Occidental. Según datos del catastro de 2024, la provincia de Málaga cuenta con más de 80.000 piscinas descubiertas, albergando localidades como Marbella, que ocupa el tercer puesto de municipios con más piscinas de España. Greenpeace considera que favorecer instalaciones privadas como esta dista mucho de las políticas de prevención que deben tomarse, dados los datos de agua embalsada con los que cuenta la comarca", explica Luis Berraquero, delegado de Greenpeace en Andalucía.
Ante esta situación, debería garantizarse el llenado de piscinas públicas municipales, en tanto que juegan un papel fundamental como refugio climático para el alivio del calor extremo para población de todas las edades y a un precio asequible. La organización advierte de que esta relajación en las medidas de restricción de agua en instalaciones privadas, especialmente destinadas al uso turístico, -sector económico que presenta cada vez mayor demanda de agua-, supone un agravio comparativo hacia el sector agrario, que lleva varias campañas afrontando reducciones de uso que comprometen el futuro de la actividad para las explotaciones de agricultura social y familiar.
La organización ecologista urge a realizar un cambio de modelo turístico. Los beneficios procedentes de este sector son la excusa perfecta para permitir el deterioro de la naturaleza y la turistificación de las ciudades y costas de todo el país. Andalucía es, actualmente, la región con más alquileres turísticos de toda Europa según Eurostat. Las consecuencias de esta turistificación se repiten de localidad en localidad: incremento de rentabilidad por alquiler turístico, disminución de viviendas disponibles para el alquiler de larga duración, incremento de precios de los alquileres, pérdida de población en centros históricos y en poblaciones costeras o pueblos dentro de espacios naturales protegidos, gentrificación, pérdida de identidad de las ciudades y deterioro de los espacios naturales, que juegan un papel vital para la salud y la seguridad humanas.
Los impactos sobre el consumo de agua también tienen consecuencias. Mientras que en España se estima que una persona residente consume una media de 127 litros al día de agua (consumo directo e indirecto asociado a productos y servicios), la media para una persona turista asciende a 450 – 800 litros al día, al sumarse al consumo indirecto el derivado del uso de instalaciones como piscinas, saunas, riego de zonas verdes, lavanderías o climatización. La provincia de Málaga es, con 14 millones de visitantes de 2023, uno de los centros neurálgicos del turismo andaluz y presenta la costa más transformada del estado español, con un modelo de urbanización dispersa y con presencia de piscinas y proyectos, como el de Alcazaba Lagoon, que requieren, urgentemente, un cambio de rumbo.
"Greenpeace demanda cambios estructurales que impidan que esta actividad siga devorando el territorio, las ciudades y a las personas. Necesitamos transitar del modelo actual, que genera dependencia en un sector económico, incrementa las desigualdades, y acrecienta la escasez y la degradación de los recursos naturales, a un modelo que fortalezca la resiliencia comunitaria y del territorio de forma justa, que contribuya a la regeneración de ecosistemas, la reducción del uso de recursos y la distribución equitativa de los beneficios sociales y económicos", explica Berraquero.
Fruto de los impactos que esta actividad está generando, empiezan a surgir movilizaciones por todo el país que claman por un cambio de modelo turístico. En el caso de Málaga, un movimiento ciudadano está emergiendo para reclamar un cambio en el modelo turístico y Greenpeace se suma a la movilización convocada este próximo sábado, 29 de junio, a las 11:30 h en la Plaza de la Merced de la ciudad.