Cuando en los años 2015 y 2019, los Boeing 707 con números de cola T-17-4 y T-17-3 realizaron su último vuelo a la base aérea de Getafe, el futuro de estas míticas aeronaves parecía abocado a chatarra o a un largo yacer y lento deterioro en la plataforma de esta base centenaria.
Afortunadamente, todo cambió con la firma, el 12 de diciembre de 2022, de un convenio de colaboración entre el Ejercito del Aire y del Espacio y la Universidad Rey Juan Carlos (URJC). Con este acuerdo los aviones T-17-3 y el T-17-4 serían trasladados, respectivamente, al campus de esa universidad en Fuenlabrada y al Museo de Aeronáutica y Astronáutica (MAA), en donde les esperaría una nueva vida activa en tierra con cuidados que garanticen su estado de conservación.
El reto era apasionante y, sin duda, muy demandante: nunca antes en Europa se había acometido un proyecto de desmontaje, traslado y montaje de una aeronave de estas dimensiones. Solo existen dos precedentes en el mundo, el de la Fuerza Aérea de los EE. UU, con el traslado de un B707, utilizado como Air Force One por el presidente Ronald Reagan, a la biblioteca que lleva su nombre en California, y el de la Fuerza Aérea colombiana, que trasladó su B707 Zeus al Museo Aeroespacial de Tocancipá.
Como coordinador de todos los trabajos se designó al ingeniero jefe de la Sección de Infraestructuras del Grupo de Apoyo del Ala 35. Con el traslado en este mes de septiembre de los últimos elementos depositados en la base aérea de Getafe, el Ala 35 finaliza este hito en la conservación del patrimonio aeronáutico.