La Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), dependiente del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO), ha publicado este miércoles su balance climático correspondiente a la primavera. La estación fue cálida en el conjunto de España y las precipitaciones estuvieron en torno a los valores normales, aunque con desigualdades geográficas.
Temperaturas
La primavera de 2024 (período comprendido entre el 1 de marzo y el 31 de mayo) fue cálida en el conjunto del país, con una temperatura de 13,1 ºC, lo que supone 0,7 ºC más que el promedio del período de referencia 1991-2020. Se trató de la octava primavera más cálida del siglo actual y de la décima desde el inicio de la serie en 1961. Ocho de las diez primaveras más cálidas se han registrado desde 2006.
La primavera tuvo un carácter muy cálido en la mayor parte de las regiones mediterráneas, y entre cálido y normal en el resto de la España peninsular, aunque fue fría en algunos puntos del interior de Galicia y del noroeste de Castilla y León. En Baleares fue muy cálida, mientras que en Canarias tuvo un carácter muy cálido o extremadamente cálido.
Marzo fue un mes cálido, abril muy cálido y mayo fue normal. Los episodios de temperaturas superiores a las normales fueron frecuentes, y se llegaron a superar, en las estaciones de la red principal, los 39 ºC a finales de mayo, con algunos récords absolutos de temperatura para la primavera, como en Tenerife sur o Tortosa. Hubo también varios episodios fríos destacados, como el de comienzos de marzo, en el que hubo heladas importantes. En capitales de provincia como Burgos o Soria se llegó a -4 ºC.
Precipitaciones
La primavera fue en su conjunto normal en cuanto a precipitaciones, con un valor de precipitación media sobre la España peninsular de 189,4 mm, lo que representa el 105 % del valor normal del trimestre en el periodo de referencia 1991-2020.
Hubo grandes diferencias geográficas en la distribución de las lluvias. Fue extremadamente húmeda en Galicia, provincia de Girona, gran parte de Andalucía y puntos de Castilla y León, Castilla-La Mancha y Pirineos. Sin embargo, fue seca a muy seca en la mayor parte de la Comunitat Valenciana, llegando a ser extremadamente seca en la provincia de Alicante. También fue seca en la Región de Murcia y Almería, mientras que en los archipiélagos tuvo un carácter normal.
También hubo, a lo largo de la primavera, desigualdades en cuanto a los períodos en los que se distribuyeron las lluvias. Así, marzo fue el cuarto más lluvioso del siglo XXI, con el doble de precipitación de lo normal. Destacaron las lluvias asociadas a la borrasca Nelson, en la última semana del mes y que coincidieron con la Semana Santa. En cambio, abril fue el cuarto más seco del siglo actual, y las lluvias solo alcanzaron la mitad de los valores habituales. En mayo, las precipitaciones también quedaron por debajo de lo normal en la mayor parte del país, con un valor que llegó únicamente a las dos terceras partes de la media.
Una vez finalizada la primavera, las cuencas que vierten al Atlántico habían salido de la sequía meteorológica, pero se encontraban en esa situación las cuencas de la vertiente mediterránea, a excepción de la del Ebro. En cambio, analizando la situación a largo plazo, en buena parte de la Península continuaba la sequía de larga duración, que tiene en cuenta las lluvias de los tres años anteriores.
Predicción estacional
El trimestre conformado por los meses de julio, agosto y septiembre, coincidente aproximadamente con el verano astronómico que comienza el 20 de junio a las 22 horas y 51 minutos, será muy probablemente más cálido de lo normal en toda España. En la mayor parte de la Península y en Baleares podría situarse entre el 20 % de los veranos más cálidos registrados. En cuanto a las precipitaciones, el trimestre podría ser más seco de lo habitual, especialmente en el norte de la Península y zonas del interior, aunque en el caso de las precipitaciones hay que tomar el pronóstico con cautela.