Las sucesivas olas de calor que están azotando a España son cada vez más frecuentes e intensas por el cambio climático. Sin embargo, en un país que corre un alto riesgo de escasez hídrica, ser el mayor productor de aguacate de Europa continental, seguir invirtiendo en más macroproyectos turísticos o tirar miles de toneladas de alimentos es, en opinión de WWF, un "disparate ambiental, social y económico". Frente a ello, la organización recuerda que existen soluciones pero requiere que las administraciones pongan en marcha una transición hídrica que reparta el agua de manera justa y garantice como prioridad la supervivencia de nuestros ecosistemas acuáticos, que están gravemente amenazados.
"España es muy vulnerable a las sequías y en pocas décadas, si no tomamos medidas, seremos uno de los países de Europa que suframos mayor estrés hídrico. La escasez de agua no se debe sólo a la falta de lluvias, sino al modelo agrícola intensivo que condiciona la gestión de gran parte de este recurso por parte de las diferentes administraciones implicadas. Por ello, del mismo modo que hablamos de transición energética y se avanza hacia las energías renovables; debemos empezar a hablar de una rápida y profunda transición hídrica. La transición ecológica tiene que incluir una nueva gestión que reparta de un modo justo, social y ambientalmente, el agua", afirma Teresa Gil, responsable del programa de agua de WWF.
WWF destaca ejemplos paradójicos como el hecho de que España sea el principal productor de aguacates de Europa en zonas con escasez de agua. Cabe recordar que para cultivar un kilo de aguacates se necesitan 1.200 litros de agua. Asimismo, es preocupante que cada vez existan más pueblos en zonas rurales, por ejemplo en la demarcación del Ebro, donde ya no pueden beber agua del grifo por estar contaminada con nitratos procedentes de macrogranjas y otras explotaciones intensivas.
En un país como España en el que el 75 % del territorio está en riesgo de desertificación, no puede permitirse que el 80 % del agua se destine a la agricultura y ganadería industrial. Y las previsiones climáticas apuntan a olas de calor y sequías más intensas y con mayor frecuencia, que harán cada vez más difícil garantizar suficiente agua, incluso para las personas. Uno de los ejemplos más graves de abuso de los recursos hídricos tiene como epicentro el Parque Nacional de Doñana, en el que los cultivos ilegales, que producen unas 35.000 toneladas de frutos rojos, están secando el acuífero y las zonas húmedas que alimenta.
WWF recuerda que es momento de dejar de pensar en falsas 'soluciones mágicas' como las desaladoras, nuevos embalses y trasvases, ya que por sí solas no nos van a salvar de la sequía. En España, hay más de 1230 grandes presas y pese a ello están casi vacías frecuentemente en muchos territorios porque se usa mal el agua que guardan. Las desaladoras suponen un considerable aumento del consumo energético que puede no hacerlas rentables, ni tampoco sostenibles en muchas zonas.
Para sensibilizar sobre la necesidad de un modelo productivo respetuoso con el agua y promover una gestión eficaz del agua, WWF lanza la campaña "No hay agua pa´ tanto" en la que analiza siete ejemplos de uso irresponsable de este preciado recurso. "Es necesario romper el falso mito de que hay agua para todo. En un país tan vulnerable a la sequía no hay agua para tanto macroproyecto turístico ni para seguir aumentando los cultivos industriales de regadío. Es responsabilidad de todas las administraciones poner en marcha una transición hídrica que apoye un sistema alimentario sostenible, reduzca la extracción de agua de acuíferos, ríos y humedales y acabe con todos los pozos ilegales y el robo del agua, entre otras medidas", explica Teresa Gil.
7 soluciones para evitar el derroche de agua, hacer frente a la sequía y avanzar hacia una transición hídrica
- Cambiar el sistema alimentario por uno sostenible y que promueva prácticas de cultivo y ganaderas adaptadas a nuestra realidad climática y minimizar el desperdicio alimentario.
- Diversificar las fuentes de recursos y promover políticas de ahorro efectivo en el uso de agua doméstica, industrial y regadío.
- Disminuir la extracción de agua de acuíferos, ríos y humedales y acabar con todos los pozos ilegales y el robo del agua.
- Fortalecer y renovar los sistemas de abastecimiento y distribución del agua para todas las personas.
- Gestionar los acuíferos como reservas estratégicas de agua, sobre todo en momentos de sequía.
- Cambiar nuestra visión de los ríos para ayudar a que lleven suficiente agua incluso en momentos de sequía, favoreciendo la biodiversidad de cauces y riberas.
- Eliminar al máximo las actividades y asentamientos vulnerables a la inundación y prevenir los efectos negativos de las sequías periódicas.