El próximo lunes 12 se celebra el Día Mundial del Elefante y WWF recuerda que, en solo un siglo, la población mundial ha descendido de aproximadamente 12 millones a tan solo 400 000 ejemplares. Hoy en día, la mayor amenaza para los elefantes africanos son los delitos contra la vida silvestre, principalmente la caza furtiva destinada al comercio ilegal de marfil, mientras que el mayor peligro para los elefantes asiáticos es la pérdida de hábitats, que además provoca conflictos entre las comunidades locales y estos animales.
Actualmente existen tres especies de elefante: dos africanas -el elefante de bosque y de sabana- y una asiática, el elefante indio. Las tres están protegidas e incluidas en la Lista Roja de la UICN; la primera "en peligro crítico de extinción" y las dos restantes "en peligro". Los datos son realmente preocupantes: en solo 30 años ha desaparecido el 90 % de los elefantes de bosque, en el último medio siglo ha desaparecido el 60 % de los de sabana y ya quedan menos de 40.000 elefantes asiáticos, entre los que se encuentran los últimos 1000 elefantes de Borneo, catalogados " en peligro" desde este año a causa de la deforestación, el furtivismo de marfil y los conflictos con las comunidades locales.
La disminución en las distintas poblaciones de elefante es preocupante no solo para las especies, sino también para los propios ecosistemas, ya que estos animales funcionan como "ingenieros", creando caminos que funcionan como corredores para otras especies a través de los densos bosques que habitan. Sus pisadas generan microhábitats, ya que, al llenarse de agua, renacuajos y otros pequeños organismos encuentran dónde sobrevivir. Además, como herbívoros y frugívoros cumplen un papel esencial dispersando las semillas de distintas especies de árboles que necesitan pasar por su tracto digestivo antes de poder germinar.
Elefantes asiáticos, en grave peligro por la destrucción de sus hábitats
Para los elefantes asiáticos que habitan las selvas del suroeste de Asia, la mayor amenaza para su conservación es la destrucción de su hábitat debido principalmente a la expansión de la agricultura, la ganadería y la deforestación de los bosques, así como a la construcción de infraestructuras como carreteras, canales y vallas, que fragmentan su territorio.
Estas actividades humanas están acabando con sus hábitats y sus antiguas rutas migratorias, dejándoles sin hogar, refugio ni alimento; factores que dificultan cada vez más su existencia en estas áreas y complicando la coexistencia con las comunidades locales.
Los conflictos entre humanos y elefantes no sólo provocan interacciones negativas y pérdidas de ingresos, propiedades y vidas, sino que también reducen la tolerancia de la comunidad hacia la conservación de los elefantes.
Tráfico ilegal de marfil, la mayor amenaza para los elefantes africanos
Por su parte, los elefantes africanos sufren una persecución constante por parte de los cazadores furtivos, que cada año acaban con más de 20 000 ejemplares para hacerse con sus colmillos, su piel y su carne, que posteriormente se trafican ilegalmente en el mercado negro, principalmente dirigido a Asia, donde el marfil es un símbolo de lujo y poder.
En 1989, la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES) prohibió el comercio internacional de marfil de elefante. Los índices de caza furtiva disminuyeron tras la medida, pero empezaron a aumentar de nuevo en torno a 2010, debido al interés de los consumidores por comprar marfil de elefante, sobre todo en Hong Kong, Tailandia, Estados Unidos y Reino Unido.
En 2018, China prohibió el comercio nacional de marfil y desde entonces la demanda por parte de los consumidores chinos ha disminuido y los precios del marfil han bajado considerablemente.
WWF, 60 años de trabajo en la conservación de los elefantes también desde España
Desde hace 60 años, WWF trabaja en la protección y conservación de las distintas especies de elefantes a través de distintas iniciativas enfocadas en las principales problemáticas que les afectan.
Así, el trabajo de la organización consiste en la reducción de conflictos entre personas y elefantes, el refuerzo de las iniciativas contra la caza furtiva, acabar con el comercio ilegal de marfil y reducir la demanda de marfil de elefante. Además, lleva a cabo proyectos para la protección de sus hábitats y también para la investigación y vigilancia de las principales poblaciones tanto en África, como en Asia.
En España, WWF trabaja desde hace años para reducir el tráfico de especies, ya que desgraciadamente este país es la puerta de entrada en Europa para las redes que llevan a cabo ilegalmente estos delitos contra la fauna. Por ello, la organización reclama al Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico que apruebe la actualización del Plan de lucha contra el tráfico de especies (TIFIES) para alinearse con el nuevo plan de acción europeo, luchar eficazmente contra esta grave amenaza para la biodiversidad y para que España deje de ser la puerta de entrada a Europa de este tráfico.
Además, WWF tiene en marcha una campaña de concienciación y recogida de firmas llamada "Stop Tráfico: Colmillos de sangre" para animar a la ciudadanía a que participe en la conservación de esta majestuosa especie.