Greenpeace ha realizado un pequeño experimento en la Comunidad de Madrid para tratar de poner luz sobre el destino del flujo de residuos "fuera del hogar", los que se generan en eventos deportivos, festivales, aeropuertos, estaciones de trenes, etc. y que se recuperan al margen del circuito municipal.
Se depositaron un total de nueve botellas de un solo uso con un dispositivo de seguimiento en contenedores localizados en conciertos, festivales, en el aeropuerto de Madrid y en la estación de tren Puerta de Atocha. Uno de ellos, depositado en una papelera para envases en la estación de Atocha, acabó directamente en el frente de vertido del vertedero de Valdemingómez, el mayor de la región, lo que muestra las carencias de la recuperación de esta fracción de residuos de plástico de un solo uso.
Los resultados obtenidos por otros dos de los dispositivos permiten cuestionar mucho la veracidad de los datos de Ecoembes. Uno de ellos, que se depositó en las bolsas disponibles en uno de los conciertos de Taylor Swift en el Santiago Bernabéu, acabó en las instalaciones de la empresa Tradebe Valdilecha, cuya principal actividad es la de vertedero y donde una inspección reciente ha detectado incumplimientos relevantes en sus operaciones. Y otro, que se depositó en un contenedor amarillo de Ecoembes en el festival Río Babel, llegó a las instalaciones de la incineradora de Valdemingómez, a cuya planta de clasificación sólo deberían llegar las bolsas de residuos mezclados.
Al resto de los dispositivos de seguimiento, o bien se les perdió la pista, o bien no se pudieron extraer datos concluyentes para confirmar ni para desmentir la correcta recuperación de los envases de la que hace gala Ecoembes, lo que significa, en sí mismo, una prueba de los impedimentos para su correcta trazabilidad. Precisamente, una de las razones que impidieron obtener datos concluyentes es que, en Madrid, el circuito municipal de recuperación de envases y el de residuos recogidos "fuera del hogar" se mezclan, impidiendo hacer un seguimiento diferenciado.
"Con este sencillo experimento, Greenpeace ha vuelto a identificar irregularidades en la aplicación de la normativa europea en la recogida separada de envases y su posterior reciclado. La falta de transparencia en el cálculo de los objetivos de reciclaje es de tal calibre que el Gobierno debe poner en funcionamiento con urgencia un sistema más eficiente y transparente de recuperación de envases que asegure el cumplimiento de los objetivos europeos, como es el sistema de devolución y retorno", ha declarado Julio Barea, responsable de la campaña de Residuos de Greenpeace.
Hacia un nuevo modelo de recuperación de envases de un solo uso
Antes del 31 de octubre de 2024, el Ministerio de Transición Ecológica tendrá que decidir sobre la implantación o no de un sistema de depósito, devolución y retorno (SDDR), que permita alcanzar los porcentajes de recuperación de residuos de envases plásticos de un solo uso que exige la Unión Europea. La Ley 7/2022, de 8 de abril, de Residuos establece un objetivo obligatorio para la recogida separada de botellas de bebidas de plástico de un solo uso del 70 % para 2023, y el Real Decreto de Envases y Residuos de Envases además dice que, de no alcanzarse ese objetivo, "se pondrá en funcionamiento un nuevo sistema de recogida de residuos de envases en forma de sistema de depósito, devolución y retorno, en el plazo de dos años".
En 2021, Ecoembes, el SCRAP responsable de la recogida selectiva de residuos de envases, cifraba en 71, 1% el porcentaje de recogida diferenciada para botellas de un solo uso. Un informe reciente de la consultora Eunomia, reconocida internacionalmente como experta en economía circular, envases y política de reciclaje, ha estimado, en base a los cálculos más optimistas realizados con datos de 2021, que la recuperación no pudo superar el 36 %, lo que prácticamente imposibilita que la recuperación de 2023 alcance el 70 %. El principal desajuste entre los resultados de Ecoembes y Eunomia tiene su origen en el cálculo de estos residuos "fuera del hogar" que Greenpeace ha investigado.
"La credibilidad de los datos que ofrece Ecoembes ha quedado en entredicho muchas veces, como han denunciado Greenpeace y otras organizaciones. Para los residuos recogidos fuera del hogar, no han aplicado la metodología de cálculo que exige la normativa europea ni han hecho públicos los datos originales que sustentan el cálculo. La contabilidad que hace Ecoembes es una farsa", ha concluido Julio Barea.