El informe Bajar la temperatura: Echar el freno a la emergencia climática por parte de la industria cárnica y láctea, publicado hoy por Greenpeace, pone en evidencia la enorme responsabilidad de la industria cárnica y láctea en la crisis climática y también cómo la reducción de las emisiones de metano puede tener un efecto muy positivo para frenar este grave problema. El informe analiza las emisiones de metano de las 29 mayores empresas cárnicas y lácteas del planeta y muestra cómo rivalizan con las de los 100 mayores emisores de metano del mundo, procedentes del sector de los combustibles fósiles.
El informe estima que las cinco mayores empresas emisoras de metano del sector cárnico y lácteo son JBS, Marfrig, Minerva, Cargill y Dairy Farmers of America, que juntas superan las emisiones de metano declaradas por algunas de las mayores corporaciones del sector de los combustibles fósiles como ExxonMobil, Shell o BP. Se da la circunstancia de que entidades financieras con sede en España, como el Banco Santander, prestan servicios financieros a esta industria cárnica (concretamente JBS, Marfrig y Minerva), responsable de la deforestación en Brasil y gran emisora de metano, convirtiéndose en corresponsables de este grave problema.
Se concluye también que un cambio profundo en la producción y consumo de los alimentos de origen animal en los países de renta alta y media podría proporcionar un efecto de enfriamiento significativo para 2050, con algunos resultados positivos ya en 2030. Por el contrario, si no se regula y se logra esta reducción de emisiones de metano, se prevé que el sector cárnico y lácteo, por sí solo, calentará el planeta un 0,32°C más de 2030 a 2050. Estas nuevas proyecciones se basan en el escenario de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) para una trayectoria en la que se mantiene el patrón predominante en la alimentación y en el sector agrario hasta 2050.
![Foto de la noticia](https://pictures.lanocion.es/2024/octubre/9/0_350wt/grafica_60.jpg)
El documento estima un efecto de enfriamiento de 0,12 °C para 2050 si se lleva a cabo un cambio en la sobreproducción y el sobreconsumo de carne y lácteos. Esto supondría una reducción del 37 % del calentamiento previsto para mediados de siglo, de 0,32ºC, provocado únicamente por la producción y consumo de carne y lácteos si se mantiene el patrón actual y predominante. Incluso una fracción de grado de calentamiento evitado reduciría importantes consecuencias perjudiciales. Por ejemplo, según un estudio, cada 0,3 °C de calentamiento previsto que se evitara para finales de siglo podría reducir la exposición de 410 millones de personas al calor extremo.
"Estos resultados son esperanzadores. Durante mucho tiempo hemos pasado de puntillas ante las grandes empresas cárnicas y lácteas y su crecimiento desenfrenado, como si de alguna manera estuvieran exentas de realizar los cambios drásticos que se exigen a todos los demás habitantes del planeta. Siempre es el agricultor/a o el consumidor/a quien tiene que cambiar, mientras estas empresas deciden lo que cultivan los agricultores/as, lo que se les paga y lo que comemos. Hemos demostrado que el camino está claro", ha afirmado Shefali Sharma, responsable de la campaña de agricultura de Greenpeace Nórdico.
En vísperas de la Cumbre Climática, la COP29, activistas de todo el mundo han emprendido acciones contra la industria cárnica y láctea, dirigiéndose a empresas globales como Fonterra, Arla, Müller y Danish Crown para hacer visibles sus emisiones de metano . Los gigantes de la carne, de los productos lácteos y de la alimentación animal maquillan habitualmente de verde su impacto climático con falsas soluciones y promesas superficiales, mientras que los gobiernos les dan carta blanca en materia de acción climática.
"Los gobiernos tienen que dar un paso al frente e impulsar las inversiones y leyes que nos lleven por esta senda esperanzadora. Es un camino que corrige errores en el sector agroalimentario. Requiere que los gobiernos apoyen una transición justa y nos da a todas las personas una oportunidad de limitar el calentamiento global y salvar millones de vidas y medios de subsistencia", ha concluido Sharma.
A pesar de que la ciencia señala a la ganadería como la mayor fuente de metano de origen humano, el Compromiso Global sobre el Metano (GMP, por sus siglas en inglés) -lanzado en la COP26 de 2021- se centra únicamente en una reducción drástica y rápida del metano procedente del sector de los combustibles fósiles pero no pide una reducción drástica de las emisiones de metano de la industria cárnica y láctea, a pesar de que son los principales causantes de estas emisiones.
El metano en España
Según los últimos datos del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, la ganadería es ya la responsable del 62 % de las emisiones totales de metano. Vienen aumentando debido a que el sector ganadero sigue incrementando sus emisiones y, muy en particular, por el crecimiento sin pausa de las generadas por la gestión de estiércoles y provocadas por la expansión desmesurada del sector porcino. Reducir las emisiones de este gas, con una menor vida en la atmósfera, nos permitirá ganar tiempo para la puesta en marcha de medidas con efectos más lentos en éste y otros sectores. Para ello, es imprescindible ir a la raíz del problema y no seguir poniendo parches como son las soluciones tecnológicas. Para lograr una reducción rápida de las emisiones de metano es urgente reducir la cabaña ganadera en intensivo en un 50 % para 2030.
"Eso no es solo benéfico para el clima, permite reducir, a la vez, el uso y contaminación del agua, las emisiones de amoníaco, el uso de antibióticos, el maltrato animal… Los beneficios son múltiples, pero los intereses económicos de esta industria siguen pesando más que el bien común", explica Luis Ferreirim, responsable de ganadería en Greenpeace España.
¿Por qué poner el foco en el metano?
La comunidad científica coincide en que el metano, un potente gas de efecto invernadero, es 80 veces más potente que el dióxido de carbono (CO2) a la hora de calentar el planeta. Por eso, debe reducirse rápidamente durante esta década para evitar los peores efectos del cambio climático. La buena noticia es que, mientras el dióxido de carbono permanece en la atmósfera durante siglos, el metano desaparece en 12 años. Si se empieza a reducir sus emisiones, podría producirse un rápido efecto de ralentización en el aumento de la temperatura global del planeta.
Sin embargo, a pesar de que la ciencia señala a la ganadería como la mayor fuente de metano de origen humano, poco o nada se está haciendo globalmente para reducir las emisiones de este sector. En España, el recientemente publicado Plan de Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) no establece objetivos de reducción del metano y las medidas para reducción de emisiones del sector agrario son claramente insuficientes.