Con motivo de la conmemoración del 25 de noviembre, Día Internacional de la eliminación de la violencia contra la mujer, Cruz Roja Juventud lanza su campaña 'Amigo, aún no te has dado cuenta', con la que busca concienciar a la sociedad sobre la detección temprana de comportamientos nocivos en la pareja y en la implicación activa de los hombres en la erradicación de la violencia machista.
La violencia no siempre se manifiesta con golpes o agresiones físicas, sino que muchas veces comienza con conductas más sutiles como micromachismos, manipulación emocional, control o aislamiento, que a menudo pasan desapercibidas y son aceptadas socialmente. Estos comportamientos, lejos de ser inofensivos, abren el camino a un ciclo de abuso y violencia más grave. Cruz Roja Juventud y Cruz Roja subrayan la importancia de reconocer estas señales y actuar sobre ellas desde el primer momento.
Según el Barómetro Juventud y Género 2023, realizado por el Instituto de la Juventud de España, un 19% de los varones entre 15 y 29 años niegan la existencia de violencia de género cuando esta es de "baja intensidad", mientras que un 32% considera inevitable la violencia contra la mujer. Estos datos muestran una resistencia preocupante a reconocer el problema y reflejan la urgente necesidad de sensibilizar también a los hombres para reflexionen y puedan cuestionar actitudes que parecen inofensivas, pero que normalizan la violencia.
Según David Fernández, director estatal de Cruz Roja Juventud en el marco de la campaña, "no es suficiente con que las mujeres denuncien; es crucial que los hombres también cuestionemos nuestros comportamientos y los de nuestros amigos, que hablemos abiertamente y que dejemos atrás comportamientos machistas que perpetúan la violencia. Ignorar estas conductas o minimizar su impacto porque solo son 'bromas', contribuye a perpetuar el ciclo de violencia".
La responsabilidad de detectar, señalar y frenar actitudes violentas o controladoras no debe recaer, por tanto, solo en las mujeres. Para lograr una sociedad más justa y equitativa, es crucial que los hombres también se sumen activamente a los esfuerzos de prevención y sensibilización sobre la violencia de género y que todos y todas podamos aprender a detectar a tiempo las señales de alarma.
Las consecuencias de una falta de detección temprana
A pesar de que cada vez más mujeres denuncian a sus parejas, el número de asesinatos no disminuye de manera notable y este año ya son 40 las asesinadas. Informes de ONU Mujeres y Fundación Mujeres advierten de que la falta de intervención en las primeras fases refuerza la desigualdad de poder, perpetúa la dominación masculina y facilita el aumento de las agresiones.
Los problemas psicológicos y/o emocionales son algunas de las secuelas que experimentan las mujeres que consiguen sobrevivir a estas situaciones: deterioro de la autoestima, ansiedad, depresión, estrés postraumático y aislamiento social.
Los equipos de Cruz Roja han detectado el aumento de la presencia de este tipo de consecuencias en las mujeres que atiende la Organización, especialmente en las que están expuestas a diferentes factores de vulnerabilidad. Uno de estos factores es la edad.
La violencia contra las mujeres mayores se recrudece debido al edadismo y no se visibiliza a pesar de ser una violencia acumulada a lo largo de toda la vida. Además, los datos de la 'Macroencuesta de Violencia contra la Mujer' ponen de manifiesto que las mujeres mayores buscan ayuda en menor medida que las menores de 65, tanto en su entorno íntimo (15% menos) como en recursos específicos de ayuda médica, psicológica, legal, etc... (13% menos). Además, estas mujeres tienen mayores dificultades para reconocer la violencia, bien o porque no saben donde pedir ayuda o porque sienten que no existe posibilidad de salir de esa situación.
El impacto de la violencia en el entorno familiar de las mujeres, especialmente en los hijos e hijas, también es notable, y pueden llegar a desarrollar traumas duraderos o aprender y normalizar estos comportamientos, perpetuando el ciclo de la violencia en el futuro.
Cruz Roja trabaja en el ámbito de la violencia de género con mujeres de todas las edades y circunstancias para minimizar o paliar los efectos de esa violencia: desde la sensibilización, dotándoles de herramientas que les sirvan para detectar y combatir la violencia de género, hasta la atención a las víctimas, mediante proyectos específicos y de carácter integral. Erradicar la violencia de género exige educar, prevenir y sensibilizar desde la infancia y en todos lo niveles de la sociedad. En lo que va de 2024 se ha llegado a 35.000 mujeres, a sus hijos e hijas, dando respuesta a las necesidades específicas en su proceso de autonomía, empoderamiento y recuperación integral.
Además, a través de la formación, la orientación y el acompañamiento a las mujeres, Cruz Roja trabaja para el empleo y autoempleo como una herramienta de autonomía y motor de su economía e interviene con más de 129.500 mujeres al año, de las que más de 34.400 realizan itinerarios de inserción y al menos un 50% de ellas consiguen incorporarse al mercado laboral. De todas ellas, al menos el 5% son mujeres en situación de violencia de género. Sus testimonios y los aprendizajes realizados a lo largo de los últimos años a través de proyectos de empleo específicos se han recogido en un documento interactivo: www.cruzroja.es/empleo-mujeres-situacion-violencia.
Reducir las tasas en la violencia de género y las desigualdades entre hombres y mujeres requiere cambios socioculturales profundos y para incidir en ello el programa de Mujeres de Cruz Roja está intensificando sus acciones de sensibilización y detección de violencia, desigualdad de trato y discriminación por ser mujer. Para ello cuenta con proyectos como 'Implícate, haciendo visible lo invisible', que difunde campañas en las que visibiliza las distintas formas de violencia que sufren las mujeres.
Este año también, a través del proyecto 'RadaRed', financiado por el Ministerio de Inclusión, Seguridad social y Migraciones y cofinanciado por el Fondo Social Europeo Plus (FSE+), se han implementado acciones con mujeres migrantes expuestas a situaciones de vulnerabilidad, para reforzar la cohesión social, potenciar el trabajo en red e involucrarlas como agentes de cambio en sus comunidades y en la lucha contra la violencia de género.
El empleo como factor de protección
La feminización de la pobreza y la dependencia económica son también factores clave para la reproducción de las violencias por motivo de género, tanto en el ámbito doméstico como fuera de él, por ello es fundamental apoya a las mujeres a incorporarse al mercado laboral para lograr una independencia económica que les permita salir adelante. Pero el empleo no solo es fuente de ingresos: también les permite fortalecer su autoestima, crear nuevas redes de apoyo con otras mujeres y acceder a derechos.
Más allá del entorno familiar, la violencia de género también se produce en el ámbito del empleo y, por eso, Cruz Roja trabaja también con el mundo empresarial para disminuir prejuicios, estereotipos y todo tipo de situaciones de violencia de género en los espacios de trabajo. Cruz Roja es una entidad colaboradora de la iniciativa del Instituto de las Mujeres 'Empresas por una sociedad libre de Violencia de Género'.
Dentro de la colaboración que se mantiene con el tejido empresarial para hacer frente a este tipo de violencia, la Organización busca impulsar ofertas laborales inclusivas y decentes, el fomento de la corresponsabilidad en la conciliación y apoyar la generación de medidas que promuevan entornos de trabajo libres de todo tipo de violencia, incluida la de género en cualquier de sus manifestaciones.