De cara al Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, que se conmemora el próximo 25 de noviembre, Médicos Sin Fronteras (MSF) quiere denunciar la lacra que supone la violencia sexual en todo el mundo, y especialmente en contextos de guerra o crisis humanitarias, con una pega de carteles masiva en cinco ciudades españolas: Valencia, Sevilla, Bilbao, Madrid y Barcelona.
El cartel es una ilustración titulada Semillas de libertad de la artista Marta Vidal Tamarit, ganadora del II Concurso 'Inconformistas Sin Fronteras' que ha impulsado MSF para dar visibilidad a esta problemática global. El jurado del concurso ha valorado el poder del cartel para inspirar un grito colectivo por la libertad y dignidad de los cuerpos femeninos, así como el impulso a actuar contra las injusticias que enfrentan las mujeres en todo el mundo.
"La violencia sexual es una de las violencias más comunes que se inflige contra las mujeres, destroza brutalmente sus vidas, y supone una violación de los derechos humanos fundamentales. Se trata de una emergencia médica, pero a menudo hay una grave carencia de servicios sanitarios para las supervivientes", afirma Angie Carrascal, especialista en violencia sexual de MSF.
En varios países donde trabaja, MSF está tratando un número alarmante de víctimas de violencia sexual. En 2023, los equipos de la MSF atendieron a más de 62.200 supervivientes en sus proyectos en todo el mundo, 22.300 más que el año anterior. Más de 25.000 -alrededor del 40% de la cifra total de 2023- fueron tratadas en República Democrática de Congo (RDC). Se trata de una cifra espeluznante y nunca vista por la organización. La mayoría vivía en la provincia del Kivu Norte, en el este de RDC, donde el conflicto en curso ha obligado a miles de personas a abandonar sus hogares y vivir en condiciones miserables en campos de desplazados.
En República Centroafricana (RCA), MSF atendió a más de 19.500 supervivientes de violencia entre 2018 y 2022; un 57% de todos los casos registrados en el país en ese periodo, que fueron más de 34.400. Esta cifra es solo la punta del iceberg, ya que muchas mujeres no denuncian ni buscan asistencia ya que se enfrentan a barreras como el miedo, la falta de medios o sistemas de atención ineficaces.
MSF también es testigo de la violencia sexual que enfrentan las mujeres en algunas de las principales rutas migratorias del mundo, donde refugiadas, solicitantes de asilo y migrantes hacen frente a los mismos riesgos. En el noreste de México, en Reynosa y Matamoros, MSF registró un aumento del 70% de las consultas por violencia sexual en el último trimestre de 2023, con respecto al tercer trimestre del mismo año.
Una emergencia médica
Las supervivientes de violencia sexual deben recibir atención médica para limitar las posibles consecuencias la agresión y, aunque esta atención puede darse en cualquier momento, las primeras 72 horas después de una violación son cruciales para para prevenir el VIH, enfermedades de transmisión sexual y embarazos no deseados. También se administran vacunas contra el tétanos y la hepatitis B. El tratamiento de las lesiones físicas, el acceso a un aborto seguro y el apoyo psicológico forman parte de los cuidados.
A pesar de la importancia de recibir atención médica, el estigma, el miedo al agresor y la vergüenza son algunas de las razones por las que las víctimas pueden dudar en buscar atención y a menudo no realizan un seguimiento médico. En algunos países, la obligación de denunciar la agresión para recibir tratamiento también es una importante barrera.
"Después de que me atacaran, los conocidos de mi marido le aconsejaron que me abandonara, y ahora vivo sola con mis cuatro hijos", explica María, una joven embarazada atendida por MSF en RDC. Para atajar la vulnerabilidad que comparten muchas supervivientes como María son importante medidas de protección, orientación legal y oportunidades de reintegración social y laboral.