JUGAR CON la Luna, si es desde la bondad telúrica, no tiene por qué resultar al final diabólico. Vibrar es vivir, un juego donde el fuego natural de la existencia es la materia prima para extender lo grato de la vida, más vivir. Lo que proviene de las buenas vibraciones eleva y enriquece, los amores que matan nunca mueren, sino que engrandecen tu experiencia. Pueden hacer un poquito de cosquillas, partirte tu joven e inocente corazón... pero al final tú eres única gracias a haberlo sentido y asciendes a la mayor nobleza de la creación, a ser parte integral de lo más maravilloso del cosmos. Hay que saber transformar el quejido en sublime gozo.
Pero traspasar cierta línea y dejarse arrastrar por la fuerza de la Luna ya no tiene tan hermosas experiencias. Como en el caso del despecho amoroso, esa variante lunática traicionera. Cuando se ama sin medida —como debe ser— y no se es correspondido o correspondida se puede llegar a sufrir mucho. También, sin embargo, perjudicar a quien tanto se dice amar.
El amor es gozo, no sometimiento ni una muerte en vida; el amor siembra paz, alegría y más amor. Se dan casos como el de aquella mujer furiosa que empapeló gran parte de la ciudad de Roma con una foto de su novio, tras ver unas imágenes muy comprometedoras en Facebook, a pocos días de su boda. Mientras la mujer se preparaba para su inminente casamiento, se llevó una sorpresa que le hizo cambiar de opinión y anular la boda. Ella descubrió que su novio había subido a esa red una foto en la que tenía su cabeza en medio de unos hermosos y exuberantes pechos desnudos y ¡no eran los de ella! Pegó la foto de su novio por toda Roma, con un texto en el que se destaca la palabra "traidor". Según informó en su día la prensa italiana, la mujer dijo: “Gracias a Dios que existe Facebook. Al menos pude descubrir al cerdo traidor antes de la boda”. Al menos no se lo cargó. Es una prueba de que las redes sociales influyen tanto como la luna en el comportamiento de las personas.
Pero traspasar cierta línea y dejarse arrastrar por la fuerza de la Luna ya no tiene tan hermosas experiencias. Como en el caso del despecho amoroso, esa variante lunática traicionera. Cuando se ama sin medida —como debe ser— y no se es correspondido o correspondida se puede llegar a sufrir mucho. También, sin embargo, perjudicar a quien tanto se dice amar.
El amor es gozo, no sometimiento ni una muerte en vida; el amor siembra paz, alegría y más amor. Se dan casos como el de aquella mujer furiosa que empapeló gran parte de la ciudad de Roma con una foto de su novio, tras ver unas imágenes muy comprometedoras en Facebook, a pocos días de su boda. Mientras la mujer se preparaba para su inminente casamiento, se llevó una sorpresa que le hizo cambiar de opinión y anular la boda. Ella descubrió que su novio había subido a esa red una foto en la que tenía su cabeza en medio de unos hermosos y exuberantes pechos desnudos y ¡no eran los de ella! Pegó la foto de su novio por toda Roma, con un texto en el que se destaca la palabra "traidor". Según informó en su día la prensa italiana, la mujer dijo: “Gracias a Dios que existe Facebook. Al menos pude descubrir al cerdo traidor antes de la boda”. Al menos no se lo cargó. Es una prueba de que las redes sociales influyen tanto como la luna en el comportamiento de las personas.