Un estudio realizado por investigadores de la UGR ha determinado que los altos niveles de estrés por exposición a guerras en mujeres embarazadas aumentan el riesgo de muerte fetal antes de nacer, y también el peligro de abortos y enfermedades en recién nacidos.
El trabajo, publicado en la revista International Union of Biochemistry and Molecular Biology, se basa en una amplia muestra de 664.980 mujeres embarazadas y sus recién nacidos de diferentes países del mundo. Para realizar el estudio, el investigador del Departamento de Enfermería de la UGR Rafael A. Caparrós González, junto a su equipo, ha desarrollado una revisión sistemática de 1.512 investigaciones, de las cuales 28 cumplen con los criterios de inclusión.
"El período intrauterino es un momento de máxima vulnerabilidad para el embrión y feto, y los niveles de estrés materno están estrechamente relacionados con el desarrollo cerebral y del resto de órganos neonatales", señala Caparrós.
En la actualidad se alcanza el pico más elevado de guerras desde la II Guerra Mundial, con 56 conflictos bélicos activos en el mundo y 92 países involucrados. ¿Realmente el estrés durante el embarazo puede afectar al desarrollo de los bebés aún desde antes de haber nacido? El investigador de la UGR señala que el estrés psicológico de la madre en la gestación es capaz de atravesar la placenta y alcanzar al bebé que está formándose dentro del útero materno.

"Es un mecanismo altamente complejo y posible gracias a varias vías y todas comienzan por altos niveles de estrés durante el embarazo. El estrés psicológico materno puede alterar los niveles de diferentes componentes (biomarcadores), como la hormona del estrés cortisol, o de varios neurotransmisores como la dopamina, serotonina y noradrenalina, todos involucrados en el desarrollo y funcionamiento cerebral y de otros órganos", indica Caparrós.
La exposición materna a guerras se asocia a trastornos a corto y largo plazo en los bebés. Así, a corto plazo, hay un riesgo mayor de prematuridad, bajo peso al nacer (un indicador de la salud fetal durante toda su vida), así como un riesgo mayor de que el bebé fallezca antes de nacer.
A largo plazo, hay un riesgo mayor de que los bebés tengan alteraciones en el cerebro hasta 15 años después del nacimiento (esquizofrenia, hiperactividad), así como hipertensión arterial (factor de riesgo de sufrir un infarto de miocardio). También se ha encontrado en este estudio que aquellos bebés expuestos a conflictos bélicos antes de nacer tienen un peor desarrollo neurológico a los seis meses, lo que en algunas ocasiones se relaciona con trastornos del espectro autista y neurosis.
"Sería imprescindible cuidar la salud mental de las mujeres embarazadas, especialmente la de aquellas expuestas a altos niveles de estrés, como los generados durante una guerra. Está en juego la salud de toda la humanidad", concluye el investigador de la UGR.