La vigilancia constante y sistemática y la aplicación de tratamientos fitosanitarios han sido las claves para que el Ayuntamiento de Huelva haya conseguido neutralizar la plaga del Picudo Rojo en las palmeras de la ciudad. Sin tener que lamentar ninguna baja en lo que va de 2024, la concejala de Infraestructura y Servicios Públicos, Mariló Ponce se muestra sin embargo prudente porque "aunque los protocolos que estamos siguiendo nos permiten actuar preventivamente y detectar la presencia del insecto en sus primeras fases de infestación, ayudándonos a salvar las planta y evitar futuras infestaciones en la actualidad la palmera canaria está pasando por uno de los peores momentos de salud desde que se instaló en todo el territorio nacional, con especial virulencia en comunidades vecinas, como Extremadura donde cientos de palmeras están sucumbiendo a la plaga".
El problema continúa por lo tanto "latente" y "desde el Ayuntamiento de Huelva vamos a seguir trabajando para la conservación de nuestro palmeral". El protocolo de actuación consiste principalmente en inyecciones al estipe o estípite de la palmera, una técnica que supone un tratamiento individualizado en cada ejemplar administrando un producto fitosanitario y nutritivo directamente al sistema vascular de cada ejemplar, evitando con esta metodología la dispersión ambiental y garantizando una dosis precisa dependiendo de
las características de cada planta a tratar. En concreto, son 235 ejemplares de Phoenix canariensis los que se han tratado, siendo en esta ocasión el tercero de los cuatro tratamientos estipulados y recomendados anualmente.
Cada 60 o 70 días, se realizan aplicaciones, además de dos tratamientos de choque, uno en primavera y otro a finales de verano, para inmunizar los ejemplares frente a nuevos ataques.
Se trata de un tratamiento enmarcado en la endoterapia que utiliza sustancias nutritivas que facilitan además la revitalización y activación de las defensas de la propia palmera. El objetivo del Ayuntamiento de Huelva es combatir las plagas desde una postura lo más ecológica posible, reduciendo al mínimo el uso de productos y siempre autorizados por Sanidad Vegetal. Con esta metodología se prescinde además de los tradicionales tratamientos aéreos, evitando pulverizaciones o aspersiones de productos, minimizando los riesgos sobre el medio ambiente y reforzando la seguridad, ya que resultan totalmente inocuos para la salud de las personas y animales, pudiéndose utilizar a cualquier hora del día.