Los primeros informes indican que al menos 100.000 niños y niñas han sufrido los efectos del violento terremoto que sacudió Marruecos en la noche del viernes, el fenómeno sísmico de mayor intensidad que ha sacudido el país desde 1960. Como ocurre con todos los grandes terremotos, es probable que las réplicas continúen en los próximos días y semanas, poniendo en mayor peligro a los niños y a sus familias.
El seísmo, de magnitud 6,8, se produjo poco después de las once de la noche del 8 de septiembre, cuando la mayoría de los niños y sus familias estaban durmiendo en casa. Naciones Unidas calcula que más de 300.000 personas se han visto afectadas en Marrakech y en las montañas del Alto Atlas.
Según las autoridades, han muerto más de 2.600 personas, entre ellas niños y niñas, y miles más han resultado heridas. Es probable que estas cifras aumenten. Aunque UNICEF todavía no conoce el número exacto de niños y niñas muertos y heridos, las últimas estimaciones de 2022 indican que los niños representan casi un tercio de la población de Marruecos.
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Miles de hogares han quedado destruidos, desplazando a las familias y exponiéndolas a los elementos en una época del año en la que las temperaturas descienden durante la noche. Escuelas, hospitales y otras instalaciones médicas y educativas han resultado dañadas o destruidas por los terremotos, lo que ha afectado aún más a los niños y niñas.
UNICEF ha proporcionado apoyo a los niños de Marruecos desde 1957, abriendo una oficina en el país en 1978, y ya ha movilizado personal humanitario para apoyar la respuesta inmediata sobre el terreno, que está siendo dirigida por el Reino de Marruecos. En estrecha coordinación con las autoridades y los aliados de las Naciones Unidas, UNICEF está preparado para seguir apoyando la respuesta humanitaria según sea necesario para llegar a los niños, niñas y familias afectados con suministros y servicios críticos.