Cuando se cumplen 200 días desde que el 15 de abril estalló la brutal guerra que asola Sudán, UNICEF hace un llamamiento para que la comunidad internacional y todas las partes en conflicto redoblen su compromiso para abordar la difícil situación de millones de niños y familias que viven día tras día una pesadilla sin tregua. Los niños y las niñas siguen pagando con sus vidas el precio más alto por una crisis que no han provocado.
Sudán sufre la mayor crisis de desplazamiento infantil del mundo, con 3 millones de niños y niñas que huyen de la violencia generalizada en busca de seguridad, alimentos, refugio y atención médica -la mayoría dentro del país-, mientras que cientos de miles se refugian en campamentos improvisados en los países vecinos.
Los niños siguen siendo los más afectados por la violencia. Unos 14 millones de niños sudaneses necesitan urgentemente ayuda humanitaria. Muchos de ellos viven en un estado de miedo perpetuo: miedo a ser asesinados, heridos, reclutados o utilizados por los grupos armados.
Los informes de violencia sexual relacionada con el conflicto, violaciones incluidas, se han disparado, y con la intensificación de los combates en las últimas semanas en lugares como Jartum, Darfur y Kordofans, nos preocupa que las violaciones de los derechos de la infancia sigan aumentando. Hasta la fecha, UNICEF ha recibido denuncias de más de 3.100 violaciones graves, entre ellas el asesinato y la mutilación de niños y niñas.
Mientras tanto, ninguno de los niños de Sudán ha podido volver a la escuela, y el futuro de toda una generación pende de un hilo. Nada menos que 19 millones de niños sudaneses no pueden volver a las aulas, lo que la convierte en una de las peores crisis educativas del mundo.
UNICEF y sus aliados están proporcionando ayuda esencial a millones de niños y niñas dentro de Sudán y en los países vecinos, incluyendo agua, salud, nutrición, espacios seguros y aprendizaje. Pero como las necesidades superan a los recursos, el tiempo se acaba. Necesitamos un acceso humanitario seguro y sin obstáculos para entregar suministros y proporcionar servicios esenciales que lleguen a todos los niños que lo necesitan.
La amenaza inminente de enfermedades mortales como el cólera, el dengue, el sarampión y la malaria también va en aumento, con brotes que ya se están extendiendo. En la actualidad, unos 7,4 millones de niños carecen de agua potable. Casi la mitad de ellos tienen menos de cinco años y corren un grave riesgo de contraer enfermedades diarreicas y cólera. Muchos otros carecen de vacunas rutinarias contra enfermedades fácilmente prevenibles, mientras que casi 700.000 niños con desnutrición aguda grave corren el riesgo de morir sin tratamiento. Es necesario preservar las infraestructuras hídricas y sanitarias de acuerdo con el derecho internacional humanitario.
Mientras tanto, el llamamiento humanitario de UNICEF para este año sólo está financiado en un 24%.
No podemos permitir que la muerte y el sufrimiento de millones de niños en Sudán se conviertan en otra catástrofe humanitaria olvidada. Estos niños necesitan nuestra ayuda inmediata y, por encima de todo, necesitan paz.