El aumento de la violencia armada en Haití ha desencadenado una profunda crisis humanitaria, y el número de niños y niñas desplazados internos se ha disparado hasta alcanzar los 170.000.
Esta alarmante cifra supone un incremento del doble respecto al año pasado, lo que pone de relieve el rápido deterioro de la situación y su profundo impacto en los niños, las niñas y las familias más vulnerables del país.
Hasta enero de 2024, los últimos datos muestran que cerca de 314.000 personas se han visto desarraigadas en todo el país, sobre todo en Puerto Príncipe y el departamento de Artibonite, y se calcula que la mitad de ellas son niños. En menos de dos semanas, cerca de 2.500 personas, en su mayoría mujeres, niños y niñas, se han visto desplazadas tras los enfrentamientos en las zonas de Solino y Gabelliste, en Puerto Príncipe, la capital de Haití. La situación actual está ejerciendo una enorme presión sobre los ya limitados recursos de las comunidades de acogida y los servicios sociales existentes.
"En Haití, los menores y las familias están soportando oleadas incesantes de violencia brutal, con cada día trayendo nuevos horrores, la pérdida de seres queridos, hogares destruidos por el fuego, y una sombra siempre presente de miedo", asegura el representante de UNICEF en Haití, Bruno Maes, quien visitó tres asentamientos para desplazados en el centro de Puerto Príncipe. "Privados de lo esencial, como alimentos, atención sanitaria y educación, están sumidos en una crisis que les arrebata la esencia misma de la infancia. Es una catástrofe humanitaria que se desarrolla ante nuestros ojos".
Los informes preliminares recibidos por UNICEF reflejan un panorama horrendo de la crisis actual, revelando graves violaciones de los derechos de la infancia. Trágicamente, los niños y las niñas se ven atrapados en el fuego cruzado, sufren heridas o pierden la vida, y algunos incidentes ocurren de camino a la escuela. Además, cada vez hay más casos de niños y niñas reclutados a la fuerza, mientras que otros se unen a grupos armados movidos por la pura desesperación.
La violencia, unida a ciertas manifestaciones y protestas en varios departamentos, ha provocado el cierre temporal de cientos de escuelas, privando a los niños y las niñas de su derecho a la educación. También obstruye el acceso a los servicios sociales esenciales, obstaculizando los esfuerzos de los actores humanitarios que son fundamentales para dar respuestas de emergencia a los necesitados.
"No podemos permanecer de brazos cruzados mientras el futuro de los niños y las niñas de Haití se ve erosionado por un sufrimiento sin fin. Cada momento de inacción agrava la crisis que consume sus vidas. La comunidad mundial tiene el deber de llevar esperanza y cambio a estas jóvenes vidas, garantizando un futuro más brillante y seguro para ellos", declara Maes.
UNICEF calcula que 3 millones de niños y niñas en todo Haití necesitarán ayuda humanitaria en 2024 debido a la escalada de violencia, la desnutrición, el resurgimiento del cólera y unos servicios básicos al borde del colapso. Más de un tercio necesita protección urgente, y se espera que esta cifra aumente si las condiciones empeoran. Haití, que ya es la nación más pobre del hemisferio occidental, se enfrenta a una mayor vulnerabilidad en medio de esta crisis.
En respuesta a estos desafíos, UNICEF y sus aliados están prestando ayuda multisectorial en las zonas afectadas, incluida para los niños y las niñas separados de sus familias y los afectados por la violencia. Junto a sus aliados, UNICEF proporciona asistencia vital para garantizar el acceso a atención médica, apoyo psicosocial y espacios seguros donde los niños y las niñas puedan comenzar el proceso de curación y recuperación. Para responder eficazmente a las necesidades humanitarias en Haití, UNICEF solicita 221,7 millones de dólares (204,6 millones de euros) para 2024.