Las inundaciones y corrimientos de tierra provocados por el tifón Yagi han asolado Vietnam, Myanmar, Laos y Tailandia, afectando a casi 6 millones de niñas y niños y poniendo en peligro su acceso a agua potable, educación, atención sanitaria, alimentos y refugio, sumiendo a comunidades ya marginadas en una crisis aún mayor.
"Los niños y las familias más vulnerables se enfrentan a las consecuencias más devastadoras de la destrucción que ha dejado tras de sí el tifón Yagi", ha declarado June Kunugi, directora regional de UNICEF para Asia Oriental y el Pacífico. "La prioridad inmediata debe ser restablecer los servicios esenciales de los que tanto dependen los niños y las familias, como el agua potable, la educación y la atención sanitaria. El aumento de los fenómenos meteorológicos extremos en el sudeste asiático, exacerbados por el cambio climático, es un triste recordatorio de que cuando se producen desastres la infancia suele pagar el precio más alto".
El tifón Yagi, la tormenta más potente que ha azotado Asia en lo que va de año, trajo lluvias torrenciales que se sumaron a las precipitaciones estacionales, provocando el desbordamiento de ríos y mortales corrimientos de tierras. A su paso, más de 850 escuelas y más de 550 centros de salud resultaron dañados, la gran mayoría en Vietnam, mientras se siguen realizando evaluaciones en la región.
En Vietnam, el país más afectado por el tifón Yagi, aproximadamente 3 millones de personas, entre ellas muchos niños y niñas, carecen de acceso a agua potable y saneamiento, lo que aumenta el riesgo de enfermedades. Aproximadamente 2 millones de niños y niñas también se han quedado sin acceso a la educación, apoyo psicosocial y programas de alimentación escolar.
En Myanmar, la combinación del conflicto actual y los catastróficos efectos del tifón Yagi ha intensificado la crisis de las comunidades ya desplazadas por el conflicto, empeorando una situación humanitaria ya de por sí grave. Se han registrado más de 170 muertes y más de 320.000 desplazamientos, mientras que las redes de carreteras, las telecomunicaciones y la infraestructura eléctrica han sufrido graves daños en toda la región central del país.
En el norte de Tailandia, las lluvias torrenciales y las inundaciones han afectado gravemente a casi 64.000 niños y niñas. Algunas escuelas han quedado completamente destruidas y los profesores han tenido que recurrir al aprendizaje en línea y a la entrega de material didáctico a los alumnos en sus casas.
En la República Democrática Popular Lao, las inundaciones han asolado ocho provincias, afectando a unos 60.000 niños y niñas, dañando infraestructuras vitales y amenazando los medios de subsistencia de comunidades que ya están luchando para hacer frente a los efectos negativos del clima.
UNICEF, en colaboración con sus aliados humanitarios, presta asistencia urgente a la infancia y las familias de las zonas afectadas por las inundaciones en el sudeste asiático. Esto incluye la distribución de agua potable, materiales de higiene, suplementos nutricionales y kits médicos, mientras que también proporciona apoyo a la salud mental y material didáctico y lúdico para ayudar a los niños y las niñas a recuperar un sentido de normalidad y seguir aprendiendo y jugando en un ambiente seguro. UNICEF también se compromete a trabajar con sus aliados para garantizar que, una vez que las aguas se hayan retirado, las labores de recuperación se centren en los niños y las niñas.
Los niños y niñas de Asia Oriental y el Pacífico están expuestos a múltiples peligros climáticos y medioambientales simultáneos, y se enfrentan a estas amenazas seis veces más que sus abuelos. La intensificación de la frecuencia y la agravación de los efectos de los peligros relacionados con el clima erosionan las estrategias de afrontamiento de la infancia, profundizan la desigualdad y dañan su potencial para prosperar.