Al menos 2.406 niños y niñas han muerto o han resultado heridos en Ucrania en los casi 1.000 días transcurridos desde el estallido de la guerra, según los últimos informes confirmados. Además de las víctimas infantiles –que suman 659 niñas y niños asesinados y 1.747 heridos, lo que supone al menos 16 niños y niñas muertos o heridos por semana–, los continuos ataques siguen alterando la vida de millones de esos niños y niñas.
La semana pasada sin ir más lejos, un ataque perpetrado contra un edificio de viviendas de la ciudad de Kryvyi Rih, en el centro del país, acabó con la vida de una madre y sus tres hijos, el más pequeño de ellos, de apenas dos meses. Por su parte, los niños y las niñas de la región del Donbás, en el este, llevan ya más de diez años atrapados en el conflicto.
En este contexto, los niños y las niñas están soportando combates incesantes, desplazamientos prolongados y una grave escasez de recursos básicos como agua potable, electricidad y otros artículos de primera necesidad. Desde julio de este año, la intensificación de los ataques en territorio ucraniano ha provocado un drástico aumento del número de víctimas civiles y ha agravado los daños causados a las infraestructuras.
"El coste que el conflicto está teniendo para la infancia es impactante y no lo podemos tolerar", ha declarado la directora ejecutiva de UNICEF, Catherine Russell. "Los niños y las niñas están siendo asesinados en sus camas, en hospitales y en parques infantiles, y las familias quedan devastadas por esas pérdidas o por unas lesiones que les cambian la vida".
Los ataques también están afectando gravemente al suministro de agua, calefacción y electricidad. Entre el 22 de marzo y el 31 de agosto de 2024, los bombardeos contra infraestructuras energéticas de todo el país destruyeron 9 gigavatios (GW) de capacidad de generación eléctrica, lo que equivale a la mitad de la energía que Ucrania necesita durante los meses de invierno.
"Millones de niños y niñas viven con miedo constante y muchos de ellos pasan hasta seis horas al día refugiados en sótanos bajo el sonido de las sirenas antiaéreas", ha dicho Russell. "Si no se mantiene e intensifica la ayuda para los niños y niñas, las heridas psicológicas de esta guerra perdurarán durante generaciones".
Desde agosto de 2024, unas 170.000 personas se han visto obligadas a huir de sus hogares en el este del país, muchas de ellas evacuadas de zonas donde se libran intensos combates. Esa cifra se suma a los casi 3,6 millones de desplazados internos en Ucrania y a los más de 6,75 millones que han buscado refugio fuera del país. En Europa, 9 de cada 10 refugiados ucranianos son mujeres y niños.
En las regiones situadas en la primera línea del frente, alrededor de 3 millones de personas necesitan desesperadamente calefacción, agua potable y atención médica, mientras prosiguen los ataques contra escuelas y hospitales. Según datos de las Naciones Unidas, al menos 1.496 centros educativos y 662 establecimientos de salud han sido dañados o destruidos en los últimos 1.000 días.
En este contexto, alrededor de 1,7 millones de niños y niñas no tienen acceso a agua potable y 3,4 millones carecen de saneamiento centralizado, lo que aumenta el riesgo de enfermedades cuando se desploman las temperaturas.
"Las escuelas, los hospitales y las infraestructuras civiles no son solo edificios físicos; son también salvavidas y símbolos de esperanza para la recuperación y la resiliencia de los niños y las niñas", ha afirmado Russell. "Debemos proteger a la infancia de Ucrania de los persistentes horrores de esta guerra. El mundo no puede permanecer en silencio mientras ellos y ellas sufren", ha añadido.
A pesar de las inmensas dificultades, UNICEF y sus aliados siguen firmes sobre el terreno proporcionando atención médica de emergencia, apoyo psicosocial, educación y servicios esenciales a quienes más lo necesitan. En 2024, UNICEF ha hecho un llamamiento para recaudar 633,6 millones de dólares de ayuda humanitaria destinada a los niños y niñas del país y a los que viven como refugiados en países vecinos, pero sigue habiendo un déficit de financiación del 30%.
UNICEF sigue reclamando que se respete el derecho internacional humanitario y que se proteja a los niños y las niñas y a las infraestructuras vitales para su supervivencia. Debe darse prioridad al cese inmediato del uso de armas explosivas en zonas pobladas y de todas las violaciones graves cometidas contra la infancia.
UNICEF se compromete, junto a sus aliados, a mantener su respuesta inmediata para salvar vidas, al tiempo que se sientan las bases para la reconstrucción y la resiliencia a largo plazo.