World Vision acoge con satisfacción el alto el fuego en Gaza. Ofrece una oportunidad crucial para avanzar hacia el fin de la violencia que se ha cobrado la vida de decenas de miles de niñas y niños y familias en toda la región. Quince meses de conflicto han devastado el enclave, dejando a un millón de niños y niñas en condiciones similares a la hambruna.
"Tras más de un año de intenso conflicto, este alto el fuego ofrece un rayo de esperanza para un futuro libre de violencia", declara Andrew Morley, presidente y director general de World Vision International. "Los niños y niñas de toda la región han sufrido penurias y traumas inimaginables. Este alto el fuego puede tener un impacto transformador si conduce a un fin sostenible de las hostilidades en todos los bandos. Pedimos un acceso humanitario constante y sin restricciones para que pueda llegar inmediatamente ayuda suficiente a los más vulnerables".
La organización también celebra la liberación de los rehenes. El gran sufrimiento al que se ha enfrentado la infancia en esta crisis subraya la urgente necesidad de dar prioridad a su protección en tiempos de conflicto. Los niños y niñas nunca deben ser un objetivo, siempre debe respetarse su derecho a recibir ayuda humanitaria.
Aunque la pausa en las hostilidades es un paso positivo, la situación general en toda la región sigue siendo frágil. El conflicto, la violencia continúa, las restricciones a la circulación y el colapso económico en Cisjordania están teniendo efectos devastadores en los medios de subsistencia y en el futuro de la infancia. El alto el fuego en Gaza ofrece una oportunidad esperanzadora para abordar estos retos y renovar los compromisos con la justicia, la estabilidad y la paz para todos.
La destrucción en Gaza y las restricciones a la circulación en Cisjordania han dejado a muchas personas sin acceso a alimentos, agua o atención sanitaria. En Líbano y Siria, el desplazamiento de miles de personas en los últimos meses ha agravado las dificultades a las que se enfrentan comunidades ya de por sí vulnerables. Las madres han dado a luz en la carretera o en refugios, y los niños y niñas aún no han recibido las vacunas habituales. Las familias que regresan a sus hogares dañados se enfrentan ahora a la inmensa tarea de reconstruir sus vidas, y el invierno se suma a esta urgencia. Tanto para las personas refugiadas como para las comunidades de acogida, la necesidad de ayuda humanitaria sigue siendo tan acuciante como siempre.
"Queda un largo y difícil camino por recorrer para reconstruir hogares, infraestructuras y vidas destrozadas en toda la región", afirma Andrew Morley. "Reconstruir la destrucción de los últimos 15 meses será una tarea a largo plazo. La ayuda vital debe poder llegar por fin a todos los niños y niñas que la necesitan, que han experimentado un horror inimaginable durante los meses de conflicto y separación. Esta crisis ha amenazado a toda una generación con repercusiones a largo plazo y futuras amenazas para su salud física y mental. Se les debe permitir iniciar el largo camino para reconstruir la esperanza en su futuro".
"Al comenzar un nuevo año, se nos recuerda que este es un tiempo de paz, esperanza y renovación", continúa Andrew Morley. "En 2025, pedimos que todos podamos trabajar juntos para construir un futuro en el que todos los niños y niñas puedan crecer con seguridad y dignidad, y en el que la paz pueda arraigar realmente en todas las tierras".