Millones de niños y niñas están en riesgo tras el devastador terremoto de magnitud 7,7 que sacudió Myanmar el 28 de marzo, agravando una situación humanitaria ya crítica.
UNICEF advierte sobre el impacto creciente en la infancia y las familias, con necesidades que aumentan cada hora y continuas réplicas. La organización hace un llamamiento urgente a la comunidad internacional para apoyar los esfuerzos de ayuda vital.
"Este terremoto es otro golpe brutal para los niños y niñas de Myanmar, muchos de los cuales ya vivían en medio del conflicto, el desplazamiento y la privación", declaró Catherine Russell, Directora Ejecutiva de UNICEF. "En cuestión de minutos, perdieron a sus seres queridos, sus hogares y el acceso a servicios esenciales. Las necesidades son enormes y crecen con cada hora que pasa".
El terremoto y sus réplicas han causado una destrucción generalizada en las regiones de Mandalay, Nay Pyi Taw, Sagaing, Bago y Shan. Según cifras oficiales, más de 1.600 personas han perdido la vida y más de 3.400 han resultado heridas, muchas de ellas niños y niñas. Se espera que la cifra de fallecidos aumente a medida que continúan las operaciones de búsqueda y rescate y se revela la magnitud total del desastre.

Hogares, escuelas, hospitales e infraestructuras críticas han sufrido graves daños. Deslizamientos de tierra y carreteras colapsadas han dejado a muchas comunidades sin electricidad ni conectividad móvil.
Las familias que ya vivían en condiciones frágiles ahora enfrentan una situación aún más desesperada, con acceso limitado a agua potable, atención médica y refugio.
Los niños y niñas están entre los más afectados, ya que enfrentan mayores riesgos de lesiones, trauma, separación de sus familias y la interrupción de lo poco que quedaba de su estabilidad.
Los equipos de UNICEF están sobre el terreno en las zonas más afectadas, trabajando con aliados y actores locales para evaluar las necesidades y proporcionar asistencia de emergencia.
Como parte de su respuesta inicial, UNICEF está movilizando 80 toneladas métricas de suministros vitales, incluidos kits de salud, suministros médicos, tiendas de campaña y kits de higiene con jabón, compresas sanitarias y desinfectantes, para su entrega inmediata a las familias en situación desesperada.
"Los niños y niñas de Myanmar están viviendo una crisis sobre otra crisis", afirmó Russell. "UNICEF está ampliando su respuesta de emergencia, y la comunidad internacional está reaccionando, pero se necesitan urgentemente más recursos para salvar y proteger vidas. Al mismo tiempo, necesitamos acceso humanitario seguro, rápido y sin restricciones a las zonas afectadas para poder asistir a quienes más lo necesitan".
Myanmar es una de las emergencias humanitarias más complejas del mundo. Incluso antes del terremoto, más de 6,5 millones de niños y niñas necesitaban ayuda, y uno de cada tres desplazados era un niño o niña. Sin embargo, la respuesta humanitaria sigue estando gravemente infrafinanciada, con menos del 10% del llamamiento de 2025 para la Acción Humanitaria para la Infancia financiado hasta la fecha.
UNICEF hace un llamamiento urgente a la comunidad internacional para que proporcione financiación que permita ampliar la entrega de apoyo vital a los niños y niñas y sus familias, incluyendo agua potable, atención médica, protección, apoyo psicosocial y educación de emergencia.