Agentes de la Policía Nacional adscritos a la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta – sección patrimonio- , de la Comisaría Provincial de Jaén, detuvieron el pasado 26 de junio a una mujer de 41 años de edad como presunta autora de un delito de hurto. Una investigación llevada a cabo por los agentes de la Unidad en la que identificaron plenamente a dos mujeres que formarían parte de una banda itinerante dedicadas a los hurtos al descuido, para lo que se desplazarían a diferentes localidades desde su lugar de residencia para cometer los hechos, dificultando de esta forma su identificación. La otra mujer de 43 años de edad, imputada también por los mismos hechos y que la ha llevado a estar en la actualidad en busca y captura, acumulan entre ambas la escalofriante cifra de más de 30 antecedentes por hechos de la misma naturaleza. Las investigadas elegían a su víctima en la sucursal bancaria, después de observar donde guardaba el dinero extraído, para después vigilarlas hasta encontrar el momento idóneo de invadir su espacio personal y mediante roces, hacerse con el botín. A ambas le figuraban diferentes reseñas asociadas a sus datos de filiación y habían sido identificadas y detenidas en otras ciudades por los mismos hechos. La detenida fue puesta a disposición de la Autoridad Judicial competente.
Los hechos ocurrieron el pasado 25 abril, cuando los agentes tuvieron conocimiento a raíz de una denuncia interpuesta por la víctima, de 79 años de edad, en la cual manifestaba que después de salir de su banco y extraer 3.000€ se dirigió a su vivienda y que cuando accedió al portal también lo hicieron dos mujeres a la misma vez.
Que ese hecho no le llamó la atención pero si lo hizo cuando las dos, de nacionalidad extranjera y no reconocidas por la víctima como vecinas del bloque, accedieron de forma conjunta al ascensor, situándose muy cerca de ella, incluso llegando a empujarle, apeándose ambas del ascensor antes que lo hiciera la víctima.
Una situación extraña a la que le encontró explicación cuando una vez en el interior de su vivienda, la víctima se percató de que la mochila donde guardaba el dinero se encontraba abierta y que el mismo que llevaba dentro, envuelto en una hoja de papel, no estaba.
Siguieron a la víctima sin perderla de vista y sin que ésta se diera cuenta hasta llegar a su domicilio
Durante el tiempo que duró la investigación los agentes se centraron en recopilar toda la información necesaria para ponerle cara a las mujeres que habrían asaltado a la víctima, quienes, habida cuenta del manejo y soltura con la que se movían, los agentes confirmaron que no sería la primera vez que cometían este tipo de delitos poseían, siendo posible que contaran con una amplia experiencia.
Las pesquisas llevadas a cabo por los investigadores arrojaron un dato muy importante: el trabajo en equipo de las dos presuntas autoras y el carácter itinerante que tenían. Una vez fueron identificadas plenamente, los agentes determinaron, en primer lugar que formarían parte de una banda organizada dedicada al hurto y en segundo lugar que las mismas habrían sido identificadas y detenidas juntas en otras ciudades, corroborando así el nivel de connivencia con el que delinquían.
Un modus operandi muy característico con un denominador común: elegían a las víctimas en la sucursal bancaria
Un modus operandi repetitivo, adaptado al tipo de víctima que escogían pero con una característica común: elegir a la víctima en el banco, lugar donde pasan desapercibidas por la congregación de personas, hecho que le permite actuar con total libertad, ya que nadie está pendiente de sus movimientos.
En este caso, una de las integrantes se dirige a una sucursal bancaria, con el fin de poder visualizar si alguna persona de avanzada edad se encuentra en ese momento realizando alguna transacción económica en efectivo en el cajero o en ventanilla de gran cantidad de dinero. Una vez que ha escogido a su víctima, ésta finge estar en la cola de la ventanilla o cajero, o colocándose en algún lugar donde poder observar como la víctima realiza la transacción, la cantidad económica que retira y el lugar donde la misma guarda el dinero, ya sea en el interior de un bolso o en el interior de algún bolsillo de la prenda de vestir. Cuando la víctima finaliza dicha operación bancaria y abandona el lugar, esta integrante del grupo la sigue para ver qué dirección toma en la calle y alertar a los demás miembros, normalmente mediante llamada de teléfono informándole de la dirección tomada por la víctima y el lugar donde lleva guardado el dinero.
Desde ese momento inician un seguimiento a pie, sin perderla de vista, aprovechando cualquier momento que consideren oportuno para sustraerle el dinero.
En el caso que nos ocupa, aprovecharon que la víctima se introdujo en el portal y más exactamente, accedió a tomar el ascensor, aprovechando el pequeño espacio para invadir su espacio personal, aproximándose a ella hasta llegar el punto de rozarla y empujarla hasta que consiguieron hacerse con el dinero, apeándose rápidamente del ascensor.
Los agentes se desplazaron hasta la localidad de Fuengirola para su detención
No fue hasta que la víctima entró en su vivienda y fue a coger el dinero cuando se percató de que el bolso estaba abierto y que el dinero no se encontraba donde lo había guardado, dándose cuenta en ese momento de la maniobra realizada en el ascensor por las dos mujeres.
La operación culminó cuando los agentes del Grupo se desplazaron a Fuengirola (Málaga) donde tenían la residencia las dos presuntas autoras, procediendo a la detención de una ellas y estando pendiente de detener la segunda. La detenida fue puesta a disposición de la Autoridad Judicial competente.