Agentes de la Policía Nacional adscritos al Grupo de Estupefacientes de la Comisaría Local de Linares, han detenido a un hombre de origen colombiano y nacionalidad española de 45 años de edad al cual le figuran antecedentes por hechos de otra naturaleza como presunto autor de un delito de tráfico de drogas. El detenido fue visto en las inmediaciones de zonas conocidas por ser puntos negros de venta de sustancias estupefacientes, iniciándose a partir de ese momento una larga y dificultosa investigación motivada por las medidas de seguridad que el investigado tomaba en sus movimientos diarios. El día que se produjo la detención, los agentes interceptaron el vehículo cuando se disponía a adentrarse en la Barriada de Arrayanes en la localidad Linarense tras observar la conducción de manera extraña e indecisa que realizaba, respondiendo de forma incoherente y un exceso estado de nerviosismo a las preguntas formuladas por los agentes. Éstos localizaron un cable que provenía del maletero del vehículo, descubriendo que bajo el mismo se encontraba una "caleta", es decir, un habitáculo con la misma profundidad del maletero conteniendo oculto en su interior tres paquetes de cocaína. La sustancia intervenida arrojó un peso total de 3,355 kilogramos, sustancia que una vez distribuida al consumidor final podría haber alcanzado un valor en el mercado de más de 200.000€. La Autoridad Judicial decretó su inmediato ingreso en prisión.
Una lucha diaria en zonas sensibles a la venta de sustancias estupefacientes
Por parte del Grupo de Estupefacientes de la Comisaría Local de Linares y durante las numerosas vigilancias llevadas a cabo en las zonas conocidas como puntos negros de venta de sustancias estupefacientes, los agentes advirtieron la presencia de un vehículo muy próximo a una de las viviendas que estaban siendo objeto de investigación, más concretamente en la pedanía Estación Linares-Baeza (Linares), dándose la casuística además de que el propietario del mismo también se hallaba inmiscuido en otras investigaciones llevadas a cabo por los investigadores por hechos similares.
Un inicio de investigación con una información muy valiosa que hizo que los agentes comenzaran a valorar la posibilidad de que, habida cuenta del contexto, fuera más que probable que el vehículo en cuestión se pudiera estar dedicando al transporte de sustancias estupefacientes.
A partir de este momento, los investigadores centraron su atención en la forma en la que podría encontrarse escondida la droga en el vehículo, cogiendo cada vez más peso la idea de que la existencia de una "caleta" solventaría ese problema al conductor, para ello al vehículo le habrían efectuado algún tipo de modificación en su estructura con el claro objetivo de albergar un hueco que ocultase la sustancia estupefaciente sin levantar sospecha alguna.
Conducción fuera de lo normal con continuos cambios de velocidad sin sentido
El día en el que ocurrieron los hechos, los agentes localizaron al vehículo circulando por carretera dirección a la localidad linarense, conduciendo éste de manera extraña e indecisa con continuos cambios de velocidad que no tenían ningún sentido.
Cuando el mismo tomó dirección a la barriada de Arrayanes, zona sensible en lo relacionado al tráfico de sustancias estupefacientes los agentes le dieron el alto, contestando de muy nervioso y de forma incoherente a las preguntas formuladas por los agentes.
En un primer cacheo superficial el conductor – a posteriori detenido- poseía dos móviles de alta gama y 1.000 euros en efectivo, por los que los agentes decidieron trasladarlo junto con su vehículo a dependencias policiales al objeto de realizar las comprobaciones pertinentes de una forma más exhaustiva así como una completa requisa del vehículo, al sospechar los investigadores que pudiera esconder droga en su interior.
El maletero albergaba escondido una "caleta", para lo que habían modificado estructuralmente el mismo
Los agentes solicitaron la presencia de la Unidad de Guías Caninos (especializados en la búsqueda y detección de sustancias estupefacientes) del puesto de la Guardia Civil de Bailén, cuando observaron un cable que provenía de la parte baja del maletero al sospechar los agentes de que el vehículo albergara algún lugar donde estuviera escondida la droga.
La labor del can confirmó el extremo anterior, por lo que tras realizar de forma más minuciosa el registro del coche, los investigadores se percataron de que la chapa del maletero se encontraba manipulada presentando ciertas modificaciones estructurales, abriendo la misma y localizando bajo la chapa un habitáculo -conocido en el argot policial como "caleta"-, con la misma profundidad del maletero, observando en su interior tres paquetes envueltos en plástico.
Los paquetes contenían en su interior una sustancia rocosa de color blanco que tras hacerle la prueba del Narcotest dieron positivo en cocaína, arrojando un peso total de 3,355 kgs, sustancia que una vez hubiera sido distribuida al consumidor final podría haber alcanzado un valor en el mercado superior a los 200.000 euros.
La Autoridad Judicial decretó el inmediato ingreso en prisión del detenido.