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POR FIN han detenido al presunto pederasta de Ciudad Lineal. El bombo y platillo de las autoridades está siendo apoteósico, resaltando las altas capacidades del probable y atroz delincuente para burlar a la policía y camuflarse. Todo un experto, al parecer. Creo que se debe más bien para justificar la tardanza en su captura. Este enemigo público debería estar muy preparado para haberse deslizado así sin ser descubierto en sus tropelías durante tanto tiempo. Se supone que la infancia está protegida. En el último congreso internacional sobre el tema se ha asegurado que los niños no solamente tienen derecho a la salud, la nutrición y la educación, sino también a la protección, a no ser objeto de violencia y explotación en un entorno seguro y confiable. Esto —que parece obvio— no se cumple tanto como creemos. Conozco una mujer con un hijo cuya custodia la tiene su ex marido y al cual paga la pensión alimenticia y, sin embargo, este procura por todos los medios impedir cualquier contacto entre ambos hasta el punto de que ella, por ejemplo, tiene que felicitarle el cumpleaños en la verja del colegio unos instantes (o enviarle un burofax) e incluso es amenazada por el progenitor con una orden de alejamiento de su propio hijo precisamente por este motivo, acercarse a darle un beso cuando entra su vástago en el centro escolar. Increíble pero cierto. Para que se desarrolle la personalidad de esos locos bajitos —como se refiere Joan Manuel Serrat a nuestros humanos chiquitos, siempre inquietos y curiosos, preguntones e ingeniosos— se precisa plenitud y armonía, y por tanto la constante presencia de ambas figuras, la madre y el padre, creciendo en un ambiente familiar distendido y en una atmósfera de alegría, amor y comprensión, sin percibir odio alguno entre quienes ellos ven como sus mayores protectores y garantes de su felicidad. Sin embargo, en casos como el citado o en otras muchas situaciones —con excesivos intereses adultos— algo que parece tan sencillo no se cumple en absoluto por el egoísmo ciego y el devenir acomodaticio de la sociedad.
PAZ PARA el hombre, paz para el hambre de vivir, de crear, de mantener a las familias, del pan nuestro debajo del brazo y en la boca: de mostrarlo y de demostrarlo. Paz. En España, en todo el planeta. Puede haber paz y pan para todos. Que no nos engañen más. Todo se puede lograr en paz y en la paz. Paz para los pueblos... y más poetas. El poeta ha de ser —primero— paz; de ella nace la creatividad y el trabajo que da de comer a los hijos del mundo. Las balas son noticia, no los versos. ¿Por qué? ¡Cuántos escondidos intereses en todo conflicto que hoy existe en el mundo! Se pueden hacer tantas preguntas certeras para desvelar la cruda realidad, el puro afán crematístico desorbitado dentro del interés económico mundial y solo encuentro culpables a la mayoría de grandes potentados próximos a las esferas políticas, unos individuos libres de tacha, libres de acusación, invisibles especuladores que manejan los intereses de multinacionales y provocan alianzas poderosas que dominan a la inmensa mayoría con el control de los recursos. ¿Qué significado tiene cualquier desquebrajante estado de belicosidad en el mundo? Creo que una cosa meridiana: la hegemonía de las oligarquías por el dominio de los mercados y la estrategia de ingeniería bélica sobre el tablero de ajedrez del globo terráqueo para mantenerla. Hasta España se ha lucrado con la venta de armas o de mascarillas antigás fabricadas en Barcelona en distintos conflictos internacionales. Sobre el mundo "civilizado" recae el peso, se ignore esta situación o no, de la conciencia, pero también paga —los paganos de siempre, la gente de a pie, los peatones o "racionados" corrientes, los padres de familia apurados para llegar a fin de mes— la manipulación de unos pocos que influyen sobre el liderazgo de las grandes potencias fundiendo en armas, desolación y muerte el dinero del mundo que debería estar destinado a educación, sanidad y nutrición.
NO SON pocas las opiniones de potentados como Peter Brabeck-Letmathe, presidente del grupo Nestlé, que son favorables a la privatización del suministro de agua. Su grupo —¡qué curioso!— es líder mundial en su comercialización, embotellada. Se suelen basar en que hay que darle valor y así no malgastarla. Es el oro del futuro y quienes con ella comercian ya obtienen realmente pingües beneficios. Más les valdría invertir parte de esas ganancias, entonces, en una nueva cultura del agua, en la concienciación mundial de su importancia y de la moderación en su uso y, también, en que a nadie le falte. Hay cosas en la vida que, precisamente por no tener precio, no se deben pagar. Del mismo modo que todos nacemos en cualquier lugar, el agua de cualquier parte del mundo es de todos y cada uno de los más de siete mil millones de seres humanos que habitamos la Tierra. Y no del control de unos pocos. Unicef ha elaborado un estudio que indica que las mujeres y niñas de los países en desarrollo caminan un promedio de seis kilómetros diarios para trasladar 20 litros de agua y son muchos los países que sufren su escasez. Nuestro planeta contiene aproximadamente 1,4 millones de kilómetros cúbicos de agua, pero alrededor del 97,4% restante están encerrados en casquetes polares y glaciares. El agua dulce disponible se reduce al 0,001 por ciento del total. La cuestión es clara: quien domine el uso del agua, dispondrá de un gran poder, ya que es un elemento primordial para la vida. El número de personas que no pueden acceder al agua potable se calcula en mil cien millones y dos mil seiscientos millones los que no disponen de saneamiento básico. Es decir, la mitad de la población mundial sufre limitaciones muy graves al no disponer con normalidad del líquido elemento, lo cual a su vez mengua su calidad de vida y es el primer y gran inconveniente para erradicar la pobreza, la enfermedad y el subdesarrollo. Un bien de todos que no debe ser negocio.
A PEDRADA limpia —mal por ambos lados— entre detractores y partidarios empezó la fiesta del Toro de la Vega en Tordesillas, un evento de origen mediaval documentado hace más de cinco siglos y reglamentado por la Junta de Castilla y León. Los ingredientes que no faltan son crueldad, tortura, humillación e indefensión total de un fornido toro de lidia que es perseguido y acosado por distintos contendientes a caballo y a pie infligiéndole terribles heridas con lanzas. La tradición se ha mantenido históricamente gracias a que en nuestro país los políticos rancios de antaño protegían las corridas de toros, que a la sazón era casi el único pan y circo para desviar la atención de su gestión. La fiesta llamada nacional, estas corridas de toros, el Toro de la Vega, el de Benavente (menos cruórico) y tantas celebraciones similares son defendidas enmarcándolas en el título de Bien de Interés Cultural. La política así lo ha amparado desde siempre, pero la defensa de los derechos de los animales y el aborrecimiento de esta innecesaria crueldad con nuestros compañeros del reino animal no es tan moderna como se pueda creer. En el siglo dieciséis, el Papa Pío V dejaba muy claro en su bula De Salutatis Gregis Dominici que decretaba excomunión a perpetuidad para quien organizase y/o participase en este tipo de justas tan injustas con los seres vivos. Casi nadie lo debe saber porque anda mucho católico inmerso en preconizar estas barbaries. Al menos alguien puede informarles de que la excomunión tiene una vigencia perpetua, ningún pontífice posterior tiene la facultad de anularla y la Iglesia tampoco nunca la ha desautorizado. Quitan la vida, siguen matando y regocijándose en el sufrimiento ajeno desconociendo que están en pecado mortal. Luego van a misa y ni siquiera confiesan tamaña atrocidad. Para ellos la condenación eterna, así pues, según los mandamientos de la misma religión en la que tanto se santiguan los toreros cuando salen a aniquilar, humillar, torturar y descargar sus frustraciones en una inocente bestia.
JUGAR CON la Luna, si es desde la bondad telúrica, no tiene por qué resultar al final diabólico. Vibrar es vivir, un juego donde el fuego natural de la existencia es la materia prima para extender lo grato de la vida, más vivir. Lo que proviene de las buenas vibraciones eleva y enriquece, los amores que matan nunca mueren, sino que engrandecen tu experiencia. Pueden hacer un poquito de cosquillas, partirte tu joven e inocente corazón... pero al final tú eres única gracias a haberlo sentido y asciendes a la mayor nobleza de la creación, a ser parte integral de lo más maravilloso del cosmos. Hay que saber transformar el quejido en sublime gozo. Pero traspasar cierta línea y dejarse arrastrar por la fuerza de la Luna ya no tiene tan hermosas experiencias. Como en el caso del despecho amoroso, esa variante lunática traicionera. Cuando se ama sin medida —como debe ser— y no se es correspondido o correspondida se puede llegar a sufrir mucho. También, sin embargo, perjudicar a quien tanto se dice amar. El amor es gozo, no sometimiento ni una muerte en vida; el amor siembra paz, alegría y más amor. Se dan casos como el de aquella mujer furiosa que empapeló gran parte de la ciudad de Roma con una foto de su novio, tras ver unas imágenes muy comprometedoras en Facebook, a pocos días de su boda. Mientras la mujer se preparaba para su inminente casamiento, se llevó una sorpresa que le hizo cambiar de opinión y anular la boda. Ella descubrió que su novio había subido a esa red una foto en la que tenía su cabeza en medio de unos hermosos y exuberantes pechos desnudos y ¡no eran los de ella! Pegó la foto de su novio por toda Roma, con un texto en el que se destaca la palabra "traidor". Según informó en su día la prensa italiana, la mujer dijo: “Gracias a Dios que existe Facebook. Al menos pude descubrir al cerdo traidor antes de la boda”. Al menos no se lo cargó. Es una prueba de que las redes sociales influyen tanto como la luna en el comportamiento de las personas.
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