El catedrático de Historia del Arte de la UMA, Eugenio Carmona, dirige el ciclo de conferencias "Picasso 1906. La gran transformación", que se celebra en el Centro de Arte Nacional Reina Sofía de Madrid hasta el próximo 7 de febrero.
En el marco de la exposición con el mismo nombre, el programa reúne a un destacado panel de expertos internacionales de la talla de Cécile Debray, Tamar Garb, Jèssica Jaques Pi, Patricia Leighten, Robert Lubar y el propio Carmona, miembro del Patronato del Museo Reina Sofía y uno de los mayores expertos mundiales en la obra de Picasso, el cubismo y el surrealismo.
El propósito del simposio es explorar los orígenes de Picasso desde una perspectiva contemporánea. Así, las diferentes ponencias examinan la aportación del artista al momento germinal del arte moderno, buscando entender a Picasso con ojos contemporáneos ante la revisión crítica que el artista ha experimentado en nuestro presente.
Tanto la exposición, como el ciclo de conferencias, quieren presentar a un Picasso vitalista que anhela la refundación de la experiencia artística. "Un artista cercano al pensamiento libertario, entregado al sentido de su actividad, que busca lo originario y que focaliza su trabajo en tres registros: la búsqueda de lo primordial, la representación del cuerpo y la interculturalidad como proceso", explica el programa.
Picasso 1906. La gran transformación
El centro de arte nacional Reina Sofía de Madrid acoge la última exposición del programa oficial dedicado este año a Pablo Ruiz Picasso 1973-2023, con motivo del 50 aniversario de su fallecimiento: Picasso, 1906: la gran transformación.
Comisariada por Eugenio Carmona, la muestra en el Reina Sofía presenta a un Picasso lleno de optimismo y deseoso de reformular la experiencia artística. La colección, que reúne más de 120 obras procedentes de colecciones privadas e instituciones nacionales e internacionales de primer nivel, tiene como objetivo renovar importantes criterios sobre el papel clave que desempeñó el artista en la creación del "Arte Moderno".
El año 1906 fue para Picasso el año de la gran transformación. Hasta el momento, la producción del artista malagueño se ha entendido como un epílogo del período rosa o como un prólogo a Las señoritas de Aviñón. En esta etapa, el pintor malagueño experimentó un gran cambio en su estilo y técnica, abrazando el cubismo y alejándose del realismo que había caracterizado su obra previa. Picasso se aproximó a la representación de la adolescencia arcádica a modo de símbolo de un nuevo comienzo donde el cuerpo pintado acepta su propia emancipación.
El artista fue capaz de crear fisonomías genéricas y conducirlas a la cualidad de un sintético ideograma. Redefinió el entramado entre fondo y figura, un nuevo sentido de la mimesis, desarrollando conceptos matéricos y táctiles en el modelado de la escultura. Su acelerado ritmo de transformaciones culmina en los dos primeros meses de 1907 y, en toda su desbordante actividad, el diálogo con Gertrude Stein fue para él crucial. En su búsqueda de lo primordial, el artista planteó una plena sinergia con las producciones artísticas de culturas antes consideradas primitivas.