Agentes de la Policía Nacional han detenido a un hombre de 62 años por su presunta responsabilidad en el asesinato de un joven de 21, cuyo cuerpo sin vida fue localizado "con herida por arma de fuego en cabeza y cuello", el pasado 30 de agosto de 2022, en una finca de Los Montes de Málaga. Una compleja investigación ha llevado a identificar y localizar en la provincia de Badajoz al sospechoso, que cuenta con antecedentes por delitos de la misma naturaleza. Novedosos procedimientos en el ámbito de la Policía Científica han permitido seguir la pista de los vestigios biológicos dejados por el presunto autor en la escena del crimen, y finalmente proceder a su arresto.
La operación policial, llevada a cabo por agentes del Grupo de Homicidios de la Comisaría Provincial de Málaga, se inició horas antes del hallazgo del cuerpo sin vida de un joven en un paraje conocido con el nombre de Los Ciegos, en Los Montes, tras la denuncia por desaparición presentada por la familia.
Según las averiguaciones, la tarde antes de localizar el cadáver -día 29 de agosto de 2022-, la víctima se había dirigido a una casa de aperos propiedad de sus padres, en Los Montes, donde se disponía a recoger unas algarrobas. Allí, tenía el permiso de los dueños de las fincas colindantes para recoger los frutos, actividad que le permitía sufragarse los gastos de un joven estudiante.
Sin embargo, aquella misma tarde, el chico contactó telefónicamente con su padre, a través de Whatsapp, y le llegó a informar que se había topado con un cazador armado, junto a la casa de aperos, y que llegó a ofrecer agua al desconocido -en un intento, al parecer, de ganarse su confianza ante lo inesperado de la situación-. En similares términos, la víctima se refirió en un chat de grupo compartido con unos amigos, avisando que se había encontrado con un extraño con una escopeta, en Los Montes.
A partir de ese momento, ya nadie volvería a tener contacto con la víctima, localizada sin vida a la mañana siguiente, sobre las 08:30 horas "con herida por arma de fuego en cabeza y cuello".
Según la inspección ocular llevada a cabo por los investigadores de Policía Judicial y Policía Científica, la víctima recibió dos disparos: un primer impacto de cartuchería de postas, y un segundo, "a bocajarro", con munición de perdigones.
De esta manera, daba comienzo una complejísima investigación, en la que, de partida, no se contaba con testigos directos de los hechos ni tampoco con imágenes de cámaras de seguridad. Eso sí, en la escena del crimen, los agentes recabaron una serie de indicios y vestigios que resultarían más tarde fundamentales para incriminar al sospechoso.
Identificación de cazadores de la zona
Las primeras pesquisas se centraron en identificar y tomar declaración a todos los cazadores autorizados en los puestos de caza o aguardos de la zona, tanto los actuales como de los últimos años; agentes forestales; asociación de vecinos y de cazadores; cazadores furtivos; guardeses de la zona; vecinos de las casas y diseminados colindantes, entre otros.
Asimismo, se estudió y tomó declaración, a través del Registro de la Propiedad, a los propietarios actuales e históricos de las tierras donde ocurrieron los hechos.
Durante las semanas y meses que siguieron al inicio de la investigación, se contrastaron todas y cada una de las informaciones que aportaban los vecinos. Fueron más de sesenta declaraciones e innumerables entrevistas y buceo en registros y archivos que pudieran aportar luz sobre lo ocurrido.
Vestigios de tipo biológico en una cremallera de la mochila de la víctima
Paralelamente, los investigadores tiraban de otro hilo, en el ámbito científico. Unos vestigios de tipo biológico, hallados en una cremallera de la mochila que portaba la víctima el día de su muerte, marcaban otra línea de investigación que permitiría seguir la pista de un perfil genético.
Precisamente, ese estudio científico, apoyado en las bases de datos existentes de toma de muestra de ADN a personas detenidas, permitieron identificar, inicialmente, un perfil genético de una persona que no guardaría relación con los hechos investigados, pero que sí les conduciría hasta un pariente suyo -sí relacionado con el crimen-.
Así, diseñando un árbol genealógico a partir del perfil genético obtenido, la Policía Nacional llegaba hasta el sospechoso de la comisión del asesinato, un sexagenario afincado en Málaga, con numerosos antecedentes por delitos contra las personas, que, según las pruebas recabadas, está tras el crimen.
Finalmente, el pasado jueves, agentes del Grupo de Homicidios de la Comisaría de Málaga se desplazaban hasta la provincia de Badajoz, donde habían situado los últimos movimientos del investigado, y procedieron a su detención. El arrestado por estos hechos pasó ayer a disposición del Juzgado de Instrucción número 9 de Málaga, habiéndose decretado su ingreso en prisión provisional.