Los Cursos de verano de la Universidad de Málaga, organizados por la FGUMA, continúan en Marbella hoy con el inicio de dos nuevos seminarios y el encuentro protagonizado por el filósofo José Antonio Marina. El Hospitalillo ha acogido esta master class, titulada "En busca del talento político", a la que han asistido más de 80 personas de forma presencial y por streaming. El periodista Paco Reyero ha sido el encargado de guiar la conversación. Sobre la educación que debería recibir un dirigente antes de alcanzar el poder, el pensador ha manifestado: "Distinta a la que recibe ahora, mientras que en el resto de profesiones tenemos claro cuál es el proceso formativo, la profesión más compleja y la que debería ser más noble no tiene este recorrido formativo. Un político aprende en la lucha por el poder y una vez que llega al puesto tiene que resolver problemas de la ciudanía, pero solo ha aprendido a escalar en el poder".
"Las encuestas del CIS nos dicen que en este momento el principal problema que ven los españoles son los políticos, por encima del paro, eso es una aberración y me plantea el siguiente enigma, si somos tan inteligentes por qué hacemos tantas estupideces, por qué entregamos parte de nuestra libertad y futuro a personas en las que no confiamos. Hay que reconocer que esto no está funcionando bien y poner los medios para resolverlo", ha analizado el escritor. Al respecto, Marina propone diseñar una Academia del talento político: "Educar la capacidad de resolver los problemas y redefinir lo que significa la palabra político". También ha hablado de un proyecto educativo más ambicioso: "El futuro es impredecible, salvo en una cosa, se van a plantear problemas, por lo que habría que enseñar al alumnado de todas las etapas educativas a resolver conflictos económicos, afectivos y, también, políticos".
En cuanto a la desafección de la ciudadanía hacia este ámbito, considera que el buen político sabe que para gobernar bien necesita estar en una conversación con otros partidos y con la ciudadanía: "Esta no puede ser devaluante, y no es que los dirigentes actuales sean peores que los de antes, es que están en un ambiente deteriorado, y así la política se hace más torpe y polarizada".
Menos del 50 por ciento de las empresas han registrado sus planes de igualdad
Mientras, en el Palacio de Congresos de la capital costasoleña ha arrancado el programa de ponencias del curso 'Políticas de igualdad en el marco de las relaciones de empleo', dirigido por José Luis Tortuero y Francisca Moreno, catedrático y profesora titular de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social de la Universidad Complutense de Madrid, respectivamente. En su presentación, Moreno ha indicado que el objetivo de esta actividad es hacer un balance en torno a las nuevas normativas en este ámbito y evaluar los cumplimientos de estos mandatos. "Sabemos que las políticas de igualdad requieren de cambios estructurales potentes y estos cambios son lentos", ha adelantado.
Para contextualizar la situación actual, la codirectora ha aportado algunos datos significativos que reflejan el estado de la cuestión en nuestro país. "Hablamos de diferencias en el empleo ostensibles. Desde una brecha salarial que supera el 20 por ciento entre hombres y mujeres, un acceso al empleo que presenta una tasa de actividad en todas las edades constantes para ellas mucho menor que los hombres, y que solamente las mujeres superan a los hombres en contratos de trabajo a tiempo parcial", ha relatado, atribuyendo esta última circunstancia principalmente a que sobre ellas recaen los cuidados en el ámbito familiar, lo que las lleva a aceptar este tipo de contratos no por elección.
La profesora ha presentado más cifras que respaldan esta desigualdad. "Si nos vamos a bases de cotización de la Seguridad Social, en todos los grupos de actividad ellas ganan menos que ellos, en las franjas de edad también. Y la brecha de género en pensiones supera el 32 por ciento. Todos los ítems en los que nos podemos fijar en materia de igualdad entre hombres y mujeres y otros colectivos vulnerables son muy en contra de la mujer. Nos enfrentamos a una realidad que es aplastante en cuanto los datos", ha rematado.
Por último, sobre el cumplimiento y efectividad de la normativa vigente, Moreno ha indicado que existe una "politización excesiva" de las medidas en torno a la igualdad, por lo que hay problemas de aplicación y, sobre todo, de pedagogía de la ciudadanía. "Se trata de un cumplimiento de igualdad reconocido en la Constitución, igual que no cuestionamos otros, con este sí nos encontramos con un problema mayor. De hecho, no llega al 50 por ciento las que tienen registrados sus planes de igualdad", ha reconocido. No obstante, la codirectora se ha mostrado esperanzada con los beneficios de la legislación de cara al futuro. "Los progresos que en un principio se pretenden con las leyes tardan en llegar y no han alcanzado cotas altas, pero el mensaje es positivo y estamos en el buen camino. Tenemos una batería de normas desde el 2019 que nos ayudan a ser optimistas", ha finalizado.
El impacto del turismo en un contexto de emergencia climática
También ha dado comienzo el seminario "Adaptación y emergencias turísticas en tiempos de cambios", dirigido por Enrique Navarro, catedrático de Análisis Geográfico Regional por la Universidad de Málaga, y Carmen Mínguez, profesora de la Universidad Complutense de Madrid. La ponencia inaugural ha corrido a cargo de Jorge Olcina, quien ha señalado en su exposición que la emergencia climática es un estado declarado desde hace años en muchos países, incluyendo España, y afecta a todas las actividades económicas y modos de vida. "Estamos ante un proceso de calentamiento desbocado que, por ahora, no tiene fin. Emitimos cada vez más gases que provocan el efecto invernadero, y esto ya está teniendo efectos en España, y, particularmente en la zona mediterránea", ha indicado, especificando que esta área se ha convertido en un eje de experimentación del cambio climático debido al calentamiento del mar.
Las consecuencias de esta situación ya se notan, ha dicho, en el aumento de las temperaturas, pérdida de confort térmico, precipitaciones irregulares que ponen en jaque los sistemas de abastecimiento, y eventos extremos cada vez más frecuentes. En esta coyuntura, el turismo se presenta, según el ponente, como uno de los agentes con mayor responsabilidad. "El turismo provoca cambio climático porque los viajes y desplazamientos son emisiones que se lanzan a la atmósfera, pero al mismo tiempo es un agente receptor, sufre el impacto de estos cambios", ha explicado. Al subir los grados en determinadas zonas turísticas, la modalidad turística de sol y playa, tan extendida en nuestra provincia, puede verse perjudicada, según ha expuesto, y muchos turistas estén valorando la opción de no venir en el centro del verano y desplazarse hacia otras regiones con temperaturas más confortables.
En consecuencia, Olcina ha hecho hincapié en que los destinos tienen que hacer primero una evaluación de riesgos, con un plan de adaptación al cambio climático que recojan unas medidas de aplicación en las próximas décadas. "Estamos en un proceso de fondo, no es de hoy para mañana. A corto plazo el proceso no va a tener una solución fácil ni va a mejorar. Pero nos estamos jugando mucho. Económicamente, el turismo supone más de 11 o 12 puntos del PIB en nuestro país, y en zonas como Andalucía, Murcia o la Comunidad Valenciana superan ese porcentaje. Hay muchos puestos de trabajo e inversión en juego", ha indicado.
Los Cursos de Verano de la UMA cuentan en esta sede el apoyo de patrocinadores como Foro para la Paz en el Mediterráneo; Comisiones Obreras (CCOO); el Instituto Andaluz de Investigación e Innovación en Turismo (IATUR), diferentes proyectos de investigación del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades y Santander Universidades.