El Jardín Botánico Histórico La Concepción ha elegido como planta del mes de noviembre a la Espiga de fuego. Se trata de un arbusto de hoja perenne, cuya altura puede ir desde el medio metro hasta los dos metros. Los tallos crecen erguidos, no se suelen ramificar y son más leñosos en la parte inferior. Las hojas son grandes, opuestas, de hasta 20 centímetros, de forma elíptica, con el margen entero o ligeramente ondulado y un color verde brillante. En La Concepción pueden verse algunos ejemplares en el Paseo de Hibiscus y en la escalera que parte desde el aparcamiento.
Su floración es muy duradera, desde finales de verano hasta bien entrada la primavera. Tiene unas flores que llaman la atención por su color rojo intenso; la corola forma un tubo alargado de entre 2 y 3 milímetros, que se expande en el extremo en dos lóbulos que a su vez se dividen, el superior en dos y el inferior en tres. Esta forma tubular es lo que le dio el nombre a la especie. El nombre del género es de origen más dudoso; parece que procede del griego odontos, diente y nema, hilo, referido a los filamentos de los estambres. En el extremo de las ramas nacen las inflorescencias sobre un eje cuadrangular. Son espigas erectas de alrededor de 30 ó 40 centímetros de longitud.
Espiga de fuego
Su zona de origen son las regiones húmedas de América Central, por lo que necesita algo de riego y buen drenaje. Le van bien situaciones de semisombra y los climas suaves; aunque es una planta resistente, incluso a las heladas. Su uso principal es como ornamental, y debido a ello se ha naturalizado en otros lugares, como Nueva Zelanda y Australia.